“Hacer sentir a cada clienta como una estrella”, el desafío de Helena Fitz Maurice y Emilia Chuchuy

Helena Fitz Maurice y Emilia Chuchuy son madre e hija, peluqueras profesionales y empresarias. Helena asegura que su pasión por la peluquería viene de niña. “Yo le decía a mi maestra que quería ser peluquera, pero ella lo desaprobaba porque decía que eso era de chusma. Pero evidentemente, lo mío eran las tijeras”, contó a IN Salta entre risas.

Cuando tenía 18 años y comenzaba a estudiar peluquería, el reconocido peluquero Miguel Angel Chuchuy la convocó como modelo. Luego, le ofreció trabajo. “Hacía cosas simples, como lavado de cabeza, secado de pelo  o atender la caja; hasta que pude comenzar a hacer cortes”, recordó.

Pero rápidamente se convirtió en su asistente, y luego en su esposa. Eran los principios de los 80, cuando los ruleros estaban pasando de moda y eran reemplazados por el brushing. “Hacíamos entre 25 y 30 brushing diarios, lo que me dio una enorme experiencia en el manejo no sólo de la tijera, sino también del cepillo y el secador”, agregó.

Helena creció mucho a la sombra de Miguel Angel, pero sentía que le faltaba algo. “Su figura era muy fuerte, y me resultaba muy difícil lograr un nombre propio si me quedaba a su lado”, explicó para justificar su decisión de abrir, en 2003, una peluquería que llevaría su nombre: Helena Fitz Maurice.

El emprendimiento, ubicado en Caseros 227, fue un éxito. “El local propio significó no sólo reconocimiento social, sino también un enorme crecimiento profesional y como empresaria. Ya no se trataba sólo de corte y peinado, sino también de cumplir con muchas otras responsabilidades sin perder el arte y el gusto por la peluquería”, expresó orgullosa.

En 2016, sin embargo, decidió volver sobre sus pasos. Miguel Angel había comenzado a trabajar menos con clientas para dedicar más tiempo a su otra pasión, la escuela de peluquería; y necesitaba apoyo en su peluquería, rebautizada Tu Mejor Imagen. Helena decidió entonces cerrar su local y volver a aquel que la había visto nacer en el negocio.

Allí se encontró con Emilia, su hija, que años antes había decidido seguir los pasos de ambos padres. “Yo comencé a trabajar y estudiar en el 2009 con mi papá; y decidí darle a mi carrera un perfil más técnico, enfocado en aprender el porqué de cada una de las técnicas que se aplican en la peluquería”, relató la joven.

Ambas coincidieron en asegurar que el reencuentro fue muy positivo para ambas y para el negocio. “Yo venía de tomar todas las decisiones en mi peluquería; y al trabajar juntas pude delegar muchas cosas en ella. Nos entendemos muy bien desde el principio”, expresó Helena.

Emilia sostuvo por su parte que “al principio me costó un poco lograr el reconocimiento del equipo de trabajo que acompañaba a mi mamá, pero eso ya fue superado y hoy siento que me gané su confianza y respeto”.

Ambas reconocieron que en los últimos años hubo un fuerte cambio en las clientas de la peluquería. “Hoy, con el acceso a Internet, las clientas llegan al local sabiendo cuales son las últimas tendencias y qué quieren para su cabeza. Por eso tenemos que estar mejor preparadas con más estudio e información para no defraudarlas”, indicó Emilia.

“Antes las clientas te pedían asesoramiento. Hoy son más exigentes; saben lo que quieren”, agregó Helena.

A la hora de definir a sus clientas, coincidieron en que es muy diversa. “Tenemos las que vienen más de 30 años vienen todos los sábados o sábado por medio; jovencitas de 25 o 30 años de edad que vienen para algún evento; y muchas clientas del interior para las que venir a Salta requiere un paso obligado por la pelu”, contó Emilia entre risas.

De cara al futuro Helena expresó su deseo de “poder retirarme con un equipo de trabajo que sea técnicamente de avanzada. Porque en definitiva, el profesionalismo es lo que perdura y hace que tus clientes, aunque vayan a otra peluquería, vuelvan”.

Para su hija, el mayor desafío es “que la peluquería sea para nuestras clientas como una boutique, donde se sientan únicas y especiales, como verdaderas estrellas. Quiero que salgan de aquí dispuestas a comerse el mundo. Ahí sabremos que hicimos las cosas bien”, concluyó.