Mariana Ayraudo, desde Salta a las góndolas de Uruguay y Argentina

Ella nació en Córdoba, pero Salta la adoptó tanto como ella adoptó a la provincia y hoy es un talento muy nuestro. También es uno de los rostros de la última campaña de yogur Ser que busca empoderar mujeres emprendedoras del país.

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Artista, emprendedora, cordobesa de nacimiento, pero salteña por elección; hoy es una embajadora de Mujeres que crean, la última campaña de yogur Ser para toda Argentina y Uruguay, que incluye a otras 6 mujeres emprendedoras.

Mujeres que Crean, celebra a la mujer emprendedora y en de la tapa de cada pote podés conocer muchos emprendimientos y además si sos emprendedora, hay una invitación a ser parte de #mujeresquecrean de Yogur Ser ingresando en la web. Allí, las interesadas pueden subir su proyecto y participar para potenciar su emprendimiento.

En diálogo con Valor Agregado (Cadena Máxima 106.7 Mz) Mariana comentó sobre esta experiencia que aún la tiene sorprendida. “Me contactaron a través de Instagram y me hicieron la propuesta, me contaron cómo era la campaña. Eso me tomó por sorpresa”, recordó. Sin embargo, pasarían más de seis meses entre la firma del contrato y la primera vez que su arte vistiera los productos.

“Por esas cosas del destino, los primeros en encontrarme en la góndola fueron mis papás. Mi mamá estaba de viaje y se acercó a la góndola porque le llamó la atención la etiqueta y de inmediato me llamó para avisarme que estaba frente a mi obra, fue muy loco eso”, comentó. La experiencia abrió su arte y su mensaje a un público masivo que, a través de esta campaña, terminó conociendo más sobre su obra.

“Hay gente que me escribe y me cuenta que aunque no puede comprar un cuadro mío, compra un yogur y lo ponen como maceta, otros que se contactan para hacerme sonrojar con sus palabras sobre mis obras. Por ahora, aumentaron un montón la cantidad de seguidores en Instagram y eso me permite multiplicar mi mensaje”, celebró.

Satisfacción y felicidad son las palabras que elige para describir esta vivencia que aún no logra dimensionar. “A veces la gente me escribe o me para en la calle para decirme ‘soy tu fan’, y yo digo no puede ser que alguien sea mi fan, no me lo creo. Me acuerdo que cuando me llamaron para decirme que había sido seleccionada para ser parte de la publicidad de la campaña, yo les dije que no. Fue mi marido el que me dijo tenés que hacerlo. Tomé coraje, llamé a la productora y le dije ¡voy a Buenos Aires a hacerlo!”.

Tocar la puerta virtual de su taller y entrar al mundo de Mariana, a través de @Marianaayraudoarte en Instagram es inyectarse de vitalidad pura, con colores vivos que envuelven y transforman con un poder casi hipnótico, que obliga a seguir mirando. Es una explosión de vida, sonrisas, alegría y colores.

“El arte es mi catarsis, nunca tuve la necesidad de ir a un psicólogo porque canalizo mucho de lo que me pasa, todo lo bueno y lo malo, y lo transformo en algo positivo. Yo no pinto oscuridad. La idea es que la gente que pase por mi sitio viva un buen momento”, explicó esta joven resiliente, porque al pasar cuenta que tiene un trasplante de córnea y que fue ese hecho, paradójicamente, el que la llevó a encontrarse con los pinceles y los colores que hoy inunda su vida.

Mariana es una gran emprendedora con su pasión por el arte como base. “Soy mi propia empresa, hago desde el presupuesto hasta la cobranza, las medidas, la proyección, las compras. Sin dudas, ponerle un valor a una obra es lo más complejo. Ese es el punto en el que no sabes si te estás yendo muy abajo o si lo ponés un valor tan alto que no te permite venderla”, dice la artista, que admite que en ese punto consigue asesoramiento privilegiado con Emiliano, su esposo.

Mariana, una mujer plena, que salió de situaciones muy dolorosas con energía de la buena, hoy se enfrenta a un punto de inflexión en su carrera. Todo lo que surja de esta explosión que pone su obra en cada góndola, en cada despensa, en cada supermercado, en cada heladera del país y de Uruguay, será crecimiento exponencial. Ella por ahora disfruta, sencilla y simple de su vida rodeada de pinceles, sin advertir que lo mejor está por venir.

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