Villa Flora: un café con la impronta de doña Flora Paz

Se trata de un emprendimiento de amigos para compartir desayunos, meriendas y comida casera en la vieja casona de Flora Paz de Pequeño, abuela paterna de Fernando Pequeño Ragone.

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La tradicional esquina de la Santa Fe y Urquiza tiene historia y una especial simbología histórica para los salteños. La esencia de doña Flora Paz de Pequeño aún se respira en cada detalle de la casona, que hoy abre sus puertas como café para invitarte a conocer su historia y la de “los anteños”, finquero de principios del siglo XX. La antigua casona data del año 1880 y es obra de los tatarabuelos de Fernando Pequeño Ragone.

En diálogo con IN Salta, explicó que el emprendimiento “tiene que ver con una necesidad personal de reactivar una parte de mi historia que no tiene que ver la familia Ragone sino con la otra, menos conocida. Es un homenaje a mi abuela paterna. Sentía la necesidad de homenajearlos (a ella y sus familiares) contando la historia de  la casona donde está Villa Flora. Es un proyecto que hace tres años que vengo armando”.

“El café me emociona. Muchas de las viejitas que venían a tomar el té con mi abuela, vecinas de ella y vecinas de la finca en Anta, llegan y me cuentan anécdotas. Es reivindicador para mí y mi historia”, comenta emocionado.

Por lo pronto sirven café y desayunos y todo lo relacionado al rubro de cafetería; pero la cocina ya está en marcha y seguramente será una alternativa gastronómica imperdible, que llevará a la finca de “los anteños” de finales del 1880 y principios del 1900.

Pequeño Ragone, un gran observador del comportamiento humano, evaluó  “lo que nos pasa cuando comemos y lo que podemos llegar compartir con la comida”: “Yo vengo de la actividad académica, de los talleres, una cosa muy encorsetada y la comida siempre nos libera y nos abre otras dimensiones de contacto”, expresó. También se desarrollan actividades culturales los días miércoles con los ciclos “Dialogando con la ciudad”; y los viernes artistas independientes se apoderan del escenario con una fuerte crítica social.

Respecto del emprendimiento, Pequeño Ragone evaluó que “vivimos en un momento de gran des humanidad, donde el emprendimiento se plantea siempre en términos de la ganancia  y el cliente pasa a ser un objeto, un consumidor. Por fortuna yo no tengo esa presión y aspiro a que los chicos que trabajan acá encuentren un espacio donde desarrollarse y se sientan realmente cómodos”.

“El objetivo empresarial es recuperar la inversión en estos meses y hasta fin de año. Emprender en este contexto es un gran desafío, porque implica hacer frente a lo que implica subsistir con un mínimo de ganancia. Yo no lo podría hacer si no fuera por la posibilidad que me brindan hoy mis ancestros”, reconoce agradecido.

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