Las mujeres afganas retroceden 20 años sin que la comunidad internacional reaccione

(Por Igor Barrenechea Marañón, UNIR - Universidad Internacional de La Rioja and Mónica Orduña Prada, UNIR - Universidad Internacional de La Rioja ) Aunque en más de una ocasión haya quien tuerza el gesto cuando se afirma que las mujeres han sido las grandes heroínas de la historia, las grandes sufridoras, hay que reconocer que es verdad. Y no deja de ratificarse a cada momento.

Image description

No consta que se hayan constituido sociedades matriarcales. A lo largo de la historia, han predominado las estructuras sociales y políticas en las que los hombres gobernaban, actuaban y ejercían su voluntad menospreciando a sus hijas, madres y esposas (y sigue ocurriendo, por desgracia).

A pesar de todo, ha habido féminas que han sabido triunfar remando a contracorriente en un mar de mediocridades masculinas. Y ese ingente y meritorio esfuerzo las ha conducido, a trancas y barrancas, al reconocimiento de la igualdad.

No obstante, aún no se ha cerrado ese círculo en todas partes. La mujer aún sufre discriminación como si su papel único fuera el de ser la guardiana del hogar y aceptar resignadamente arraigadas y arcaicas tradiciones machistas que le impiden ser, actuar y decidir por ella misma, crecer como persona, mostrar voluntad propia.

Una vida agónica

El modelo más intransigente en las últimas décadas ha sido el de Afganistán. Los talibanes han vuelto a situar a las mujeres en el mismo lugar en el que estaban hace más de 20 años imponiéndoles de nuevo el uso del burka y taparse la cara en público y en privado.

En 1996, tras una desgarradora guerra civil, los talibanes, un grupo de fanáticos formados en las madrazas de Pakistán, lograban conquistar Kabul e imponer su integrismo.

Las mujeres afganas quedaron sometidas a su reaccionario yugo. A partir de ese momento se les exigió ir completamente ocultas tras el burka, no salir solas nunca y padecer toda suerte de injusticias y discriminaciones que hicieron que miles de ellas, viudas de guerra y sin una figura masculina que las protegiera, soportaran la más lenta y terrible de las agonías: la miseria social.

Las denuncias internacionales de las ONG de poco sirvieron. Hasta que llegó el 11-S y lo cambió todo: EE. UU. señaló al Afganistán del mulá Omar como enemigo por proteger a Bin Laden, el líder de Al-Qaeda, causante del terrible atentado contra las torres gemelas.

Washington exigió su entrega y, ante la negativa, procedió a destruir al régimen talibán desde el aire, con la ayuda de los rebeldes de la Alianza del norte y fuerzas especiales. La operación fue un éxito, y los talibanes volvieron a las cuevas de donde habían emergido. Aunque Bin Laden, refugiado en el país vecino, tardó en ser encontrado y ajusticiado, se diseñaba ya un destino distinto para un complejo país, atrasado, multiétnico y tan golpeado por la violencia.

Protesta el solidaridad con las víctimas afganas del régimen Talibán celebrada en Londres en 2021. Shutterstock / Koca Vehbi

La vuelta atrás

Desde aquel momento, hubo una intensa implicación por parte de la ONU. Fuerzas internacionales se desplegaron para pacificar el agreste territorio e instaurar un régimen liberal. Gracias a las sustanciosas ayudas aportadas lograron reconstruir parte de las escuelas y hospitales destruidos y lanzar importantes campañas de vacunación, además de subir unos puntos el nivel de vida de la población. Y, finalmente, consiguieron recuperar una parte sustancial de los derechos, de los afganos en general y de las mujeres en particular.

Cerca de veinte años más tarde, en agosto de 2021, EE. UU. decidió emprender la retirada. No pensaba que el beneficio político fuese rentable. Los talibanes habían ido recobrando el control de amplias zonas y las autoridades de Kabul, consumidas por la inoperancia y la corrupción, no eran capaces de impedir su progresión.

El mayor y único temor era que el país volviera a convertirse en una plataforma del yihadismo internacional, esta vez de la mano del Estado Islámico (EI). Por suerte, los talibanes y los integrantes del EI son antagonistas, y a los talibanes no les supuso ningún problema comprometerse a luchar contra su rival.

No obstante, la escalonada y acordada retirada fue un absoluto fracaso. Se convirtió en una huida precipitada y la quiebra total y absoluta de lo que se había logrado hasta la fecha.

Mujeres afganas con burka. Shutterstock / levent4416

Vuelven a taparse el rostro

Los talibanes avanzaron sin resistencia, sin apenas oposición. Fue un éxito sin paliativos para ellos. El régimen talibán presentó ante los medios una faz más amable. Prometió integrar a las mujeres en su nuevo emirato.

Pero la realidad ha sido bien distinta. Con el transcurso de los meses hemos visto cómo abrían escuelas para niñas para cerrarlas pocas horas después. Y, como golpe de gracia, el líder talibán, Hibatullah Akhundzada, decretó el pasado 7 de mayo que todas las mujeres deben ir con el rostro tapado en público. Incluso en privado, si se encuentran con hombres que no son de su familia. Solo quedan eximidas las niñas y las ancianas.

Quien incumpla dicha medida podrá ser encarcelada o se despedirá a sus parientes varones más cercanos, en caso de ser funcionarios. Una medida draconiana que, a la vista está, excede con mucho el supuesto delito.

Asimismo, se les aconseja que lo mejor que pueden hacer es quedarse en sus domicilios. Una invitación que se acompaña de otras restricciones como viajar o compartir el mismo espacio que los hombres en parques. Incluso se les obliga a ir a trabajar acompañadas por un tutor masculino.

Para presionar al gobierno afgano y que rectifique sus posturas, desde hace tiempo, países y organismos internacionales han impuesto restricciones económicas al emirato y se han congelado sus fondos en el extranjero. Pero, aunque esto ha debilitado aún más su economía, quien lo padece, paradójicamente, es la propia población civil, cuyo nivel de vida ha vuelto a tocar fondo.

No hay solución fácil. El fracaso internacional respecto a convertir Afganistán en un Estado con ciertas garantías ha sido absoluto. Tal vez el tiempo permita ir descifrando las causas, pero lo que está claro es que la realidad supera una vez más a la ficción.

Lo que antaño nos provocaba tanta aberración y rechazo, esta cruel discriminación y maltrato femeninos, ha regresado con la misma fuerza al punto de partida.

Igor Barrenechea Marañón, Profesor y Doctor en Historia Contemporánea, UNIR - Universidad Internacional de La Rioja and Mónica Orduña Prada, Profesora Historia del Mundo Actual. Facultad de Ciencias Sociales y Humanidades, UNIR - Universidad Internacional de La Rioja

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.

The Conversation

Tu opinión enriquece este artículo:

Las empresas del sector de los productos infantiles en Cataluña (un total de 488) generan un volumen de negocio de más de 4.400 millones de euros

El sector de los productos infantiles en Cataluña concentra 488 empresas que generan un volumen de negocio de 4.424 millones de euros anuales, que equivaldría al 1,7% del PIB. Son los datos principales de la actualización del estudio sectorial, que ha elaborado el Gobierno por medio de ACCIÓ -la agencia para la competitividad de la empresa del Departamento de Empresa y Trabajo- con la colaboración del Kid's Cluster, y que se ha presentado este jueves en el marco de la asamblea general del Kid's Cluster. El acto ha contado con la participación del director ejecutivo de ACCIÓ, Joan Romero i Circuns, y la mánager de inteligencia de mercado de la agencia, Imma Rodríguez López.

De los Rolling a Karol G: El FC Barcelona anuncia una nueva colaboración (esta vez con una de las reinas del Reggaeton)

El FC Barcelona continúa lanzando nuevos modelos de camisetas, esta vez junto a la reconocida cantante colombiana Karol G, y su particular logo de corazón con espinas. La unión, gracias a la colaboración con Spotify, ha permitido adentrarse en nuevos códigos, como el lifestyle, a través de un elemento de moda, al igual que con otros grandes artistas como Drake, Rosalía y los Rolling Stones.

La brecha entre el precio del alquiler y las expectativas de los inquilinos aumenta en Madrid (mientras que en Barcelona se reduce)

HousingAnywhere, la mayor plataforma europea de alquiler a medio plazo, publica su primer Barómetro de la brecha del alquiler, que pone de manifiesto la disparidad entre el precio del alquiler que dicta el mercado y las expectativas de los inquilinos a la hora de buscar alojamiento. En ciudades como Colonia, Alemania, la brecha es pronunciada, con una tasa de diferencia del 47,1% en términos relativos y una discrepancia absoluta de 477€. A la cola del ranking se encuentra Róterdam con una discrepancia del 3,1%, lo que se traduce en 47€. 

Hace 10 años un piso en Cataluña costaba 172.500 euros (hoy cuesta 222.900)

El precio acumulativo de la vivienda en venta ha subido en Cataluña un 29% en los últimos 10 años, un 10% en los últimos 5 años y un 4% en el último año. Sin embargo, ha caído un -16% respecto a hace 15 años (2009), según el análisis “Variación acumulativa de la vivienda en España en 2024”, basado en los precios de la vivienda en venta del mes de febrero de los últimos 15 años del Índice Inmobiliario Fotocasa.

Damm alcanza los 59.000 m2 de parque fotovoltaico tras invertir 3,5 millones de euros (y prevé autoproducir con energía alternativa el 9% de la energía que consume)

Damm ha duplicado la extensión de su parque fotovoltaico alcanzando los 59.000 metros cuadrados, un proyecto en que ha invertido 3,5 millones de euros y "reafirma la posición de Damm como la cervecera con mayor extensión de placas para fomentar la autoproducción de energía solar de la península ibérica", informa este lunes en un comunicado.

Éste sitio web usa cookies, si permanece aquí acepta su uso. Puede leer más sobre el uso de cookies en nuestra política de cookies.