Cuatro historias de mujeres emprendedoras contadas en primera persona (Ellas Lideran)

En Salta se desarrolló un encuentro regional que convocó a referentes de diferentes sectores para que compartan sus experiencias. Fue organizado por el gobierno de Buenos Aires.

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Comparten el entusiasmo por emprender y el orgullo de cuando las cosas salen. Ana Laura, Rebeca, Carla y Susana, tomaron la decisión de ponerse al frente de proyectos, más allá de mandatos sociales, de los que ahora cuentan ganancias personales y profesionales.

Las cuatro fueron protagonistas del encuentro regional Ellas Lideran que en Salta organizó el gobierno de la ciudad de Buenos Aires. Contaron sus historias y compartieron el tránsito hasta llegar a donde están, además de los esfuerzos, la importancia del acompañamiento familiar, los vaivenes, el crecimiento, los resultados. La moderación estuvo a cargo de Carmen Polledo, subsecretaria de Relaciones Institucionales de GCBA.

Ana Laura Ramírez es cofundadora y gerente de Producción de Pacha Saludable, una empresa que fabrica barritas de cereales. Comparte el negocio con su pareja con quien arrancó con la venta ambulante, que tuvieron que frenar durante la pandemia: “Fueron meses duros, un camino difícil, era todo para el día a día. Pero nos sirvió para pensar mejor el negocio y reorganizarnos”, compartió.
Un par de años después, y con maquinaria incorporada a la producción, este mes elevarán la producción de 10.000 a 50.000 barritas. “Enfrentarse a los no es difícil pero la presión nos dio mucho crecimiento”, dijo Ana Laura. Su mercado es el local, aunque las aspiraciones son pasar las fronteras.  

La que se declaró una enamorada de la madera es Rebeca Loutaif. “Amo la madera y creo que en el futuro la Argentina debe pensar en la foresto industria a largo plazo”, dijo la presidenta del Centro de Obrajeros de Orán (institución en la que convive con una sola mujer y muchos hombres) y gerente de Administración y Finanzas en Fabril Maderas.

Estudió Administración de Empresas en Buenos Aires e hizo un máster en París, pero volvió a Orán donde trabaja con la familia y da oportunidades a otras mujeres en el sector, masculino por tradición. “Las primeras que nos ponemos los no somos nosotras. Es necesario que superemos las barreras internas”, dejó como mensaje, sin dejar de alentar a las mujeres a “ocupar lugares porque seguramente nos va a ir bien”.  



Además de ser responsable de Gestión en Las Lajitas SA, Carla Fortuny es coordinadora de una red nacional de mujeres rurales y de un grupo de jóvenes empresarios. Viene de familia vinculada al campo, al negocio agropecuario y dijo no haber sentido diferencias ni falta de equidad por ser mujer: “Yo sola me puse los no, estoy agradecida por el contexto en el que crecí”, sintetizó.

Estudió Agronomía, alzó banderas contra la resolución 125 que fue bisagra para la relación entre el Gobierno nacional y el campo, y fue a ordeñar vacas a Nueva Zelanda. Para ella, y a partir de la experiencia personal, lo importante es tejer y tender redes, apoyarse en otros para crecer.

Susana Nanni es directora de la bodega Tierra Colorada SA, que “abraza el oficio de sus antepasados, sumando arte e innovación”. Ella es abogada pero decidió abocarse por completo a un proyecto productivo: “Tengo suerte de hacer lo que amo, que es hacer vino”.

Contó que tuvo la suerte de conocer gente generosa, lo que la ayudó a crecer. “Ante la duda hay que preguntar, mi sacrificio soy yo misma, no hay que esperar la aprobación de nadie. Las redes que se tejen entre personas son importantes”, indicó para agregar que el proyecto lleva ya cinco generaciones y que las mujeres (son cinco hermanas) son las caras visibles del negocio.

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