¿Un aeropuerto en Cafayate? El gobernador aseguró que las gestiones para concretarlo ya están en marcha

Gustavo Sáenz sorprendió a todos el pasado jueves cuando anunció, durante la inauguración de las II Jornadas Nacionales de Turismo del Vino, que trabaja para cumplir ese objetivo.

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¿Te imaginás despegar del aeropuerto de Salta y en media hora estar en una bodega en Cafayate, disfrutando de un deslumbrante paisaje y un excelente vino de altura? Ese sueño podría convertirse en realidad si se cumple el anticipo que realizó el gobernador Gustavo Sáenz el pasado jueves en la inauguración de las II Jornadas Nacionales de Turismo del Vino.

El adelanto tomó por sorpresa a los presentes, ya que un emprendimiento de ese tipo serviría para potenciar la llegada del turismo nacional e internacional de alto poder adquisitivo a los Valles Calchaquíes. Para concretarlo el mandatario anticipó que ya se avanzó en acuerdos con la Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC), Aerolíneas Argentinas y el Ministerio de Economía de la Nación.

“Esperamos inaugurar pronto en Cafayate un aeropuerto donde lleguen vuelos de línea, como ya se hizo en otros lugares. Para eso se debe mejorar la pista, dar más seguridad y hacer obras. Tenemos la vocación de que esto sea una realidad”, afirmó.

Sáenz también adelantó que hoy lunes iniciarán las obras del nuevo edificio del Centro de Convenciones de Cafayate, que fortalecerá el segmento de Turismo de Congresos en la principal localidad de los Valles Calchaquíes.

La concreción de un aeropuerto aerocomercial, más un Centro de Convenciones da condiciones del crecimiento del turismo, que es una de las actividades más asociativas por inercia. El flujo de divisas que se generan impacta en rubros vinculados directamente, pero también en aquellos que se nutren del derrame de manera indirecta. No sólo genera crecimiento, empleo y efectos multiplicadores en las actividades directas (hoteles y restaurantes, agencias de viajes), sino también en una gran cantidad de otras actividades indirectamente.

Así como el turismo produce un derrame en otros sectores, también se nutre de condiciones e inversiones ajenas a la actividad, por ejemplo de infraestructura que facilite la comunicación, las reuniones y encuentros, la circulación terrestre, conectividad aérea que tenga repercusión en un mejor servicio al turista.

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