Fundación Unir, conectando emprendedores (las posibilidades de unos son oportunidades de otros)

En el humilde paraje salteño de Isonza, donde ocurren los milagros del amor y la solidaridad, nace la historia de la institución. Se trata de gente buena, que ayuda a más gente buena con un amor inteligente, que dignifica y edifica. Esta es la historia. 

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Hace 27 años Fernando Escudero, Nano como todos lo llaman, hacía cabalgatas que incluían el trayecto La Viña- Amblayo- Isonza. A esta actividad la realizó por 17 años y le dejó muchos amigos en el camino. El corazón de este emprendedor lo llevó hasta la escuelita del humilde paraje salteño de Isonza, donde conoció las historias de los más pequeños y sus familias y su lucha por salir adelante.  Y se interesó en ellos.

En poco tiempo, Nano entendió que para ayudar en serio no debía ir con “regalitos” para “la foto” sino hacerse cargo de la película entera, hacer historia con los vallistos, ayudar a los niños y a sus papás. 

“Está buenísimo salir a hacer regalitos, pero la idea de Unir es que no dependan más de esa ayuda, mi sueño es el desarrollo sustentable de cada uno de los emprendedores a los que ayudamos”, señaló a IN Salta

Diez años más tarde le dieron forma y nació Fundación Unir, una red de gente con ganas de ayudar uniendo a otros que necesitan de esa ayuda. “Ayudamos a poca gente porque lo que brindamos es una asistencia integral. Nuestro objetivo es que lleguen a tener y generar trabajo, pero para ello es necesario antes cubrir lo mínimo indispensable. No podés salir a buscar trabajo con hambre, sin zapatillas o sin una cama donde dormir. Nos ocupamos de eso y a partir de ahí a buscar y generar trabajo, no les soltamos la mano”, detalló. 

Esta filosofía lo trajo ayudando a la gente hasta Salta Capital, porque donde hay una necesidad, hay una mano amiga. En épocas de pandemia ayudaron a 25 emprendedores dándoles máquinas de soldar y de costura.  Y ese mismo espíritu lo conectó con su historia más reciente, con otro Nano, antes lustrabotas que hoy es dueño de su propio taller, electricista matriculado y el máximo orgullo de Unir

“Cuando conocí a Nano, lo primero que me pidió es que intervenga para que la gente no los desprecie salgo a las 6 de la mañana, vuelvo a las 10 de la noche y encima me tratan mal, me dijo en esa oportunidad”, recordó. “Ahí vi que no estaba pidiendo ayuda ni nada que pudiera comprar el dinero, solo necesitaba empatía, algo tan básico como eso”, relató conmovido. 

Esa empatía se convirtió en ayuda, en máquinas, en educación y en un emprendimiento. Un video que podés ver en las redes de Fundación Unir muestra a Nano y a su familia dándole la bienvenida a su buen amigo y benefactor.  

El milagro de Isonza 

Escudero es un gran creyente de la Divina Providencia y seguidor de la Madre Teresa de Calcuta. ¿Cómo podría no serlo, luego de que esta se manifestara de forma tan clara en su vida? 

Nos cuenta que una vez necesitaba de manera urgente $ 310 mil. No desesperó, pues no era la primera vez que dejaba todo en manos del Altísimo. Ese mismo día recibió un llamado de un benefactor amigo que, absolutamente ajeno a la situación y sin saber nada,  le entregó exactamente US$ 1.000. Con ese monto cubría la necesidad.

“Siempre me pasaron este tipo de situaciones, es la gente, es la caridad que aún existe y se manifiesta en milagros”, exclama asombrado.   Pero fue el milagro de Isonza lo que renovó su fe en la humanidad.  

“Delfina había hecho un Cabildo con rollos de papel higiénico y todos los materiales de los que disponía. De fondo, los cerros de nuestros valles majestuosos, de frente esta niña de fuertes rasgos y espíritu más fuerte aún”, señaló. 

Recordó que un llamado desde Texas lo despertó un 17 de junio, feriado. La persona que llamaba quería que la pequeña vaya a la universidad. ¿A la universidad?, preguntó, sabiendo la realidad de la niña de 4 años.  

Sí, Delfina seguramente irá a la universidad y tendrá los recursos para ser emprendedora y ayudar a sus vecinos del paraje. Diez días pasaron y un grupo de ingenieros y arquitectos se convocaron para dar respuesta a las necesidades básicas de la familia Burgos.

“Es por esto que luego de la casa, vamos a armar un plan integral para que en Isonza se fomente la cultura del trabajo, la educación en valores y desarrollo humano, económico y social”, promete. “Muchas veces nos preguntamos si los milagros existen. Les puedo asegurar que acá estamos viviendo uno”, dice Nano en su página.  

Más información sobre la Fundación Unir hay en su página http://fundacionunir.com.ar/. También podés escribir a info@fundacionunir.com.ar  y llamar al 387 6855 266.

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