El Centro de Estudios de la Educación Argentina (CEA) de la Universidad de Belgrano analizó los resultados de la reciente evaluación Aprender.
Según los resultados de la prueba Aprender, no alcanzó el nivel de conocimientos “Básico” el 58,6% de los alumnos de nivel socioeconómico, el 40,6% de los estudiantes de nivel socioeconómico medio, y el 20,9% de los que tienen un nivel socioeconómico alto.
La evaluación Aprender, llevada a cabo en 2016, tuvo carácter censal para los alumnos que en ese año cursaban el último año del ciclo primario y secundario. Esta prueba fue aplicada en 28.002 escuelas, el 76 por ciento de gestión estatal y el 24 por ciento restante de gestión privada. Respondieron a las consignas de la evaluación 851.083 estudiantes, el 65 por ciento de ellos alumnos de escuelas estatales y el 35 por ciento de colegios privados. Las áreas evaluadas fueron Lengua, Matemática, Ciencias Sociales y Ciencias Naturales.
Alieto Guadagni, director del prestigio organismo, señaló: “Nuestra escuela no está quebrando el círculo negativo de la reproducción intergeneracional de la pobreza”.
“Si comparamos los resultados de la prueba Aprender 2016, en el área de Matemática, con los obtenidos en la última edición de los operativos nacionales de evaluación ONE 2013, los alumnos del último año del colegio secundario registran un desempeño peor, con un leve incremento en la proporción de estudiantes cuyos conocimientos no alcanzan el nivel ‘Básico’, que pasó de 40 a 40,9%. También se registra una disminución de poco más de 2% en aquellos que obtuvieron un puntaje acorde con el nivel de conocimientos ‘Avanzado’, que había sido del 7,4% en 2013 y bajó a 5,2% en la prueba Aprender”, observó Guadagni.
“La desigualdad económica de la sociedad penetró en la escuela, lo más igualitario que tenía la Argentina. La prueba Aprender muestra que los alumnos pertenecientes a un nivel socioeconómico bajo triplican a los que provienen de un nivel alto, cuando se compara el porcentual de evaluaciones con peor desempeño. Pocos meses antes de ingresar a una universidad, estos adolescentes no tienen el mismo desarrollo cognitivo, porque no sólo deben lidiar con la falta de recursos necesarios para cubrir sus necesidades básicas, sino que también se alejan de un recurso esencial para su futuro, al ser pobres en conocimiento”, indicó el director del CEA.
“Mientras el nivel de conocimientos de nuestros niños y adolescentes dependa del dinero que tengan sus padres, nos alejaremos cada vez más de un país no sólo con justicia social, sino también con un crecimiento económico sostenido, ya que seguiremos debilitando el capital humano, que es la clave del progreso en este siglo XXI de la ciencia y la tecnología”, completa.
Tu opinión enriquece este artículo: