Daniela Aramayo no es ninguna improvisada; cocinera, panadera y pastelera de profesión hizo la mayor parte de su carrera en Buenos Aires. Pero la pandemia la volvió a sus orígenes. “Fue muy difícil porque no tenía mi medio de trabajo, sin conocer a nadie, porque la mitad de mi vida la viví en Buenos Aires”, recordó.
Quien le pronosticó un destino de éxito y felicidad plena fue su querida madrina. “Como si ella supiera lo que pasaría, me dijo que en Salta iba a tener mi emprendimiento y que iba a ser muy feliz”. Es este un hecho agridulce, pues la querida “hada madrina” partió a mejor vida, dejando a su ahijada desolada. Daniela se refugió en su pasión y empezó a emprender en pastelería, y en honor a su madrina le puso “Nanish”, el cariñoso nombre con el que ella la llamaba.
“Cuando empecé con mi proyecto me di con la noticia de que estaba embarazada y eran mellizos. Pasé por muchas etapas durante el embarazo y aunque el emprendimiento no cerró, entró en una especie de stand by. A eso se sumaron otras cuestiones como crisis económicas y personales”, confesó.
Tras las complicaciones, Nanish volvió con fuerza en el 2023. “Recién en ese entonces me encontré con el tiempo y la fuerza suficientes para responder a los pedidos de los clientes, porque mi desafío es ofrecer una pastelería de calidad, y eso requiere de ambos factores”, aseguró.
Además, al ingresar a la Feria del Paseo de los Poetas, Daniela recuperó su luz. “Hay algo de lo que nadie habla y es sobre lo sanador que resulta salir, compartir con otros compañeros, que la gente elija tus productos, conversar. Estaba en un lugar muy oscuro, no podía salir y Nanish me regaló este contacto que era lo que necesitaba para volver a encontrarme conmigo”, celebró.
¿Especialidades? ¡Un montón!, pero la favorita de todos es el Postre Matilda, ¡y Violeta es para sacarle una foto! Claro, cómo no ser feliz con las manos y el alma llenos de azúcar y luz. Pedí tu catálogo y consulta por puntos de venta al 3874 46-9662.