El juez de la Sala 2 del Tribunal de Juicio del Distrito Judicial Centro, Eduardo Raúl Sángari, halló culpables del delito de estafa a los directivos de la financiera Agrinvert y ordenó la inmediata detención de la pareja compuesta por Alejandro Daniel Cedrón y María Rosa Manzano.
Alejandro Daniel Cedrón fue sentenciado a cinco años y tres meses de prisión de cumplimiento efectivo por ser autor de 27 hechos de estafa. María Rosa Manzano recibió una pena de cinco años de prisión de cumplimiento efectivo por 26 hechos de estafa. Además, Eduardo Martín Cedrón (hermano del primer condenado) fue condenado a tres años de prisión de ejecución condicional por ser autor de 26 hechos de estafa. El juez le impuso reglas de conducta por el término de la duración de la condena. Entre ellas, no cometer nuevo delito y abstenerse de salir del país sin autorización del tribunal.
En sintonía con lo solicitado por la fiscal Penal de la Unidad de Delitos Económicos Complejos, Ana Inés Salinas Odorisio, el juez Sángari ordenó una indemnización para las víctimas, debiendo volver las cosas al estado anterior de la realización de los hechos. Para esto, se dispuso la emisión de oficios al Banco Central de la Nación Argentina, al Registro de la Propiedad Inmueble de todas las provincias y a la Dirección Nacional del Registro Automotor. En caso de resultados positivos, se ordenarán embargos sobre los bienes informados hasta cubrir la suma de capital e intereses adeudados a las 27 víctimas, con montos actualizados.
Asimismo, el juez hizo lugar a la demanda civil interpuesta por una de las víctimas, ordenando a los tres sentenciados a pagar 338.000 pesos y 20.000 dólares más intereses, además de 350.000 pesos en concepto de daño moral, una vez que la sentencia sea firme.
Tras la lectura de la sentencia, la fiscal Salinas Odorisio destacó la importancia del fallo, señalando que se trata del primer juicio por estafas con el sistema piramidal en la provincia de Salta.
Según consta en la causa, la mayoría de las personas damnificadas firmaron contratos de mutuo pesos con la firma, cuya presidenta era la imputada, entregando diferentes sumas de dinero con el fin de que fueran invertidas para generar ganancias. La financiera se comprometía a cancelar el crédito en determinado plazo con el reintegro del capital más los intereses pactados. Las oficinas de la firma funcionaban en el primer piso de un hotel ubicado en pleno centro (Buenos Aires y Caseros).
En un principio, la financiera cumplió con el pago de los intereses, lo que llevó a que los inversores recomendaran a Agroinvert. Sin embargo, poco tiempo después, la financiera dejó de pagar. Ante los reclamos, los acusados desaparecieron, dejando de atender los teléfonos y responder mensajes.