La Calesita, un emblema de esa tradicional esquina, ha sido testigo de cuatro décadas de sonrisas y recuerdos. Generaciones enteras han pasado por allí, y hoy, muchos regresan con sus hijos y nietos para revivir la magia de su infancia. El contrato de alquiler vence el próximo 28 de febrero, y hasta entonces, el tiempo corre para encontrar una solución. Entre las alternativas se barajan la búsqueda de un nuevo local, la venta a un tercero o, lamentablemente, el cierre.
“Las perspectivas son que las máquinas no terminen en un galpón. Queremos que sigan girando. Hay muchos interesados, pero nada se concreta y la angustia va en aumento porque hay una fecha límite”, expresó José Causarano, dueño de este entrañable emprendimiento familiar. “Los pequeños siguen viniendo, están felices. Vienen padres y abuelos que, de chicos, disfrutaron de La Calesita”, añadió con nostalgia.
Este emprendimiento ha estado abierto año redondo, excepto en Navidad, Año Nuevo y el Día del Trabajador, lo que requiere una atención constante y lo convierte en un importante generador de empleo. “Fueron muchos los salteños que colaboraron en La Calesita y hoy llegan con sus hijos, contándoles que aquí tuvieron su primera oportunidad laboral o que este trabajo les permitió generar ingresos durante alguna temporada difícil”, comentó José.
La Calesita no solo es un lugar de diversión, sino también un espacio cargado de historias y emociones. Cada rincón de esta calesita tiene un recuerdo especial. Aquí se han celebrado cumpleaños, se han vivido primeras citas y se han creado lazos que perduran en el tiempo.
La esperanza de José y de todos los que aman La Calesita es encontrar una solución que permita que las risas y la alegría continúen. “Queremos que las máquinas sigan girando, que los niños sigan disfrutando y que las generaciones futuras también puedan crear sus propios recuerdos aquí”, concluyó José con una mezcla de esperanza y determinación.
La historia de La Calesita es un recordatorio de la importancia de preservar nuestros espacios históricos y culturales. Con el apoyo de la comunidad, es posible que este querido carrusel siga girando y creando recuerdos por muchos años más.