Alejandra Chavarría es una emprendedora del barrio Ceferino. Tuvo una niñez difícil y su juventud se llenó de desafíos. A todos les puso el pecho y las manos. Sabía que la respuesta estaba en el servicio a los demás: así se lo enseñó tía Ana, una mujer generosa que la contuvo en un centro de rehabilitación y a la que le dedicó su emprendimiento.
Ana es parte del pasado en un centro de rehabilitación y fue la figura materna que le fortaleció la voluntad. “La mamá es buena, pero la tía es mejor”, dice a IN Salta la emprendedora a la que nadie le regaló nada.
Ella inició su camino haciendo descarrachado con un grupo de mujeres del barrio. Pero las cosas cambiaron cuando una funcionaria del Ministerio de la Mujer les ofreció las herramientas para reunirse y emprender. En ese entonces, nuestra emprendedora ya hacía discos de empanadas para los cumpleaños de vecinos y familiares y cada vez que hacía pastas los fines de semana, la clientela se agolpaba.
“Era todo a oflador nomás y les vendía a los vecinos, hacía pastas y fideos caseros. El Banco de Herramientas de la Municipalidad y los microcréditos me dieron el espacio para crecer, para poder producir más, pero mis socias se fueron retirando porque necesitaban algo más certero y no podían esperar a los tiempos de entrega”, lamentó.
Hoy, su producción es de 150 docenas durante la semana y llega a 200 los fines de semana. El límite se lo pone hoy la capacidad de su heladera de uso doméstico. En cuanto a las pastas, sus ravioles son los mejores de la zona. En los planes inmediatos está adquirir un freezer para poder aumentar las ventas y la producción.
En los planes a futuro está abrir un local en el centro de la ciudad y contratar más personal.
Si te gustan las pastas caseras, podés probar las de “Tía Ana”. Los encargos se reciben en el teléfono 387-5915898.