Lubrimec: el sueño mecánico que nació en un garage y no para de crecer

Una pasión heredada de su abuelo José (igual que él), un garaje y mucho empuje, es la historia del emprendimiento de hoy que desde un humilde taller hace historia en la mecánica automotriz.

José Antonio Baracat siempre supo que los autos serían parte de su vida. Desde chico, la pasión le llegó casi por herencia: su abuelo materno, José Otero, le transmitió ese amor por los motores, los fierros y el arte de reparar.

A los 22 años, José tomó una decisión que marcaría su rumbo profesional: dedicarse a trabajar en la mecánica y en un futuro, poner su propio taller. Ya tenía formación, experiencia y sobre todo, ganas. Empezó de a poco, con esfuerzo, y como muchos emprendedores salteños, enfrentó desafíos que lo llevaron a trasladar su trabajo al garaje de su casa.

Ese espacio reducido se transformó en su centro de operaciones durante años. Allí no solo arreglaba autos: también construía confianza, generaba vínculos y cultivaba una clientela fiel que lo acompaña hasta hoy.

Pero José soñaba con algo más grande. Y lo logró. Hace cuatro años levantó las puertas de Lubrimec, su propio taller y lubricentro, pensado y construido a pulmón. Ubicado en Estación Alvarado, manzana 826 A, casa 12, el lugar se distingue por su seriedad, responsabilidad y dedicación al detalle.

"Para mí la mecánica no es un simple trabajo, es una pasión. Es lo que me mueve cada día", cuenta José. Su objetivo es claro: seguir mejorando el servicio y llegar a más personas, siempre con el compromiso de cuidar cada vehículo como si fuera propio.

Lubrimec no es solo un taller: es el reflejo de una historia de esfuerzo, amor por lo que se hace y compromiso con la comunidad. Lo encontras en Instagram como @lubrimecsalta.