“Venimos de un año donde la mayoría de las variables macroeconómicas mostraron guarismos negativos. Será por la herencia, el contexto o la pericia de los actuales gobernantes o, en definitiva, por una combinación de estos tres elementos, lo cierto es que fue uno de los peores años de los últimos lustros en términos económicos. El dato destacado es la caída del 2,3% en el Producto Bruto según el INDEC en el 2016.
El año en curso arranca con una gran esperanza de una abrumadora mayoría de los argentinos puesta en una mejora. Habrá quienes, de manera más apasionada que racional, deseen que fracasen las políticas actuales; pero no serán, con seguridad, aquellos que deben llevar su pan a casa a diario.
La gran clave, al inicio de año, la brinda la relación salarios-inflación. Es imprescindible que los salarios superen la inflación. De no ser así, no existe manera real que el consumo se reactive, que las ventas aumenten, que las expectativas florezcan, que las inversiones se concreten, que los empleos se generen… en definitiva que la economía se reactive.
Nadie compra una máquina para producir aquello que no espera vender. Por lo tanto, esperamos que el poder adquisitivo mejore para que lo haga el consumo interno y con ello, llegue por fin la denodada reactivación.
Un país puede vender su producción en el mercado local o en el internacional. Hoy el mundo enfrenta una sobreoferta de bienes que intentarán instalarse donde encuentren lugar, a precios muy competitivos. Con lo cual, los productos que estarían en condiciones de ser exportados deberán competir con otros productos provenientes de diferentes países, lo que implica mayores desafíos para nuestro sector exportador.
El mundo aumenta su productividad y su producción a tasas exponenciales. La carrera por la penetración de los mercados es gigante. Hay países que cuidan sus fronteras y sus empleos so pena de pagar más altos precios.
El tipo de cambio actual está algo retrasado, esto quiere decir que conviene menos exportar, más importar o salir de compras a países vecinos como Chile.
La competitividad no sólo la brinda el tipo de cambio, sino también el costo de los servicios, el transporte, la seguridad y la presión tributaria, entre otros.
Cada sector de la economía intentará protegerse y tendrá su propia estrategia para mantener su actividad".
In Salta: Y en este contexto, ¿Qué se espera para Salta?
"El sector Público depende en gran medida de la marcha del consumo (Impuesto al Valor Agregado) y del derrotero de las empresas (Impuesto a las Ganancias). Alrededor del 75% de los ingresos del presupuesto provincial proviene de los fondos recaudados por la Nación. Y similar realidad corren los 60 municipios salteños en relación a la provincia. Con lo cual la marcha nacional es clave para entender lo que pasará en Salta.
El endeudamiento puede ayudar a apalancar la economía siempre y cuando sea colocado con prudencia e inteligencia. De lo contrario, se transforma en una espada de Damocles para aquellos que sucedan en el mando.
Las expectativas en la construcción son positivas, tanto en la mirada del sector privado como público. Los créditos del nuevo Procrear, así como los de Banco Nación generan esperanzas de dinamismo. El presupuesto público en construcción del año 2017 es el doble que el del 2016. Es una gran noticia, dado que se reparte por todo el territorio y demanda mano de obra directa e indirecta con gran velocidad.
Hay previstas inversiones en ganadería, energía solar, minería, agricultura (destacándose los limones) y estrategias en el área de turismo que muestran a algunos sectores de la actividad salteña que actúan de contrapeso a la potencial baja del poder adquisitivo para el cálculo final del producto bruto salteño.
Frente a todo ello, el año electoral le dará un marco particular y mediático a los temas económicos.
Nos espera un 2017 que requerirá un monitoreo permanente y una visión aguda sobre cada decisión y movimiento que acontezcan en el contexto local e internacional.
Los ciclos económicos se muestran exacerbados en la historia de nuestro país. Los argentinos vivimos entre crisis y recuperaciones lo que nos hace seres muy extraños y peculiares ante los ojos del mundo. Aprendimos a vivir y a sobrevivir en este contexto. Esta patria nuestra se ama y se sufre. Deseamos más que esperamos un 2017 donde la tendencia se revierta y volvamos a transitar el camino del crecimiento”.