Expectativa, mucha expectativa. Eso es lo que despertó en Campo Santo y en todo el departamento General Güemes la decisión del gobernador Juan Manuel Urtubey de viajar a Perú para intentar revertir el cierre del ingenio San Isidro y el consecuente despido de 730 trabajadores. En Lima, la capital peruana, están las oficinas centrales del grupo Gloria, propietario del ingenio y de más de 30 empresas más distribuidas en varios países de Centro y Sudamérica.
Hacia allí viajaron ayer a primera hora Urtubey y el jefe de Gabinete de la provincia, Fernando Yarade, con la expectativa de ser escuchados allí donde se tomó la decisión del cierre. Ocurre que las gestiones iniciadas a nivel local resultaron totalmente infructuosas, no por impericia sino por el nulo poder de decisión del equipo dirigencial que conducía el ingenio hasta hace pocas semanas.
En la tarde de ayer Urtubey y Yarade se reunieron con los miembros del directorio del grupo Gloria, de quienes se escuchó los fundamentos de la empresa para iniciar el procedimiento preventivo de crisis. De acuerdo con el parte oficial dado a conocer a última hora de ayer, “Urtubey les transmitió el interés del Gobierno en garantizar la continuidad de la actividad productiva y las fuentes de trabajo. Con ese objeto reiteró lo planteado con anterioridad a representantes de los trabajadores y dirigentes de la zona, que la Provincia colaborará permanentemente para acercar a las partes. Como consecuencia de ello, el Gobernador les reiteró a los responsables de la empresa que un representante de la Provincia participará en las audiencias del proceso”.
Los esfuerzos de Urtubey apuntaron a convencer a los representantes de la empresa de mantener abierto el ingenio o, de lo contrario, permitir a otra compañía seguir operando la empresa.
Aunque no hubo ninguna información oficial al respecto, no se descartaba que la de ayer haya sido la primera reunión; y que en la jornada de hoy pueda haber nuevos encuentros.
La respuesta que Urtubey traiga de Perú será determinante para la suerte de la reunión prevista para mañana miércoles en el Ministerio de Trabajo de la Nación, en donde se sentarán representantes del ingenio y del Sindicato del Azúcar, para analizar si se pone en marcha o no el Proceso Preventivo de Crisis que podría desembocar en el despido de los 730 empleados de la empresa.
Aunque el gremio habla públicamente de millonarias ganancias de la empresa, lo cierto es que dentro de la documentación presentada por la firma al Ministerio de Trabajo consta que en los últimos tres balances el San Isidro tuvo importantes pérdidas; y las inversiones necesarias para revertir ese cuadro son varias veces millonarias.
Para peor, Argentina ha perdido competitividad en los dos rubros productivos del ingenio: azúcar y biocombustibles. Por diferentes circunstancias tanto internas como externas, las exportaciones de ambos productos cayeron en los últimos tres años un 70%, haciendo más complejas y lejanas las posibilidades de recuperación.