Existe cierta complejidad en los países como Argentina para desarrollarse en un mundo competitivo como en el que vivimos. Dicha complejidad se verá incrementada y acentuada con los años próximos debido a la nueva configuración global que estamos viviendo. Algunas cuestiones del nuevo orden pueden transformarse en una ventaja, otras acrecentarán nuestra dificultad.
Argentina es un país periférico, distante geográficamente de las zonas más potentes en materia económica. Es cierto que parte de su población posee un conocimiento demandado a nivel global y que tiene una clase media resiliente que es capaz de adaptarse a un sin número de crisis que les toca enfrentar de manera permanente, pero también debe destacarse que posee un 40% de su población bajo la línea de pobreza generada por sus eternos desequilibrios e inflación crónica.
A su vez, nuestro amado país presenta una heterogeneidad en sus niveles de ingresos, no sólo visto desde la óptica de su población sino también dentro de su geografía. Es así como, de acuerdo a la región del país donde se nazca, puedes encontrarte que el ingreso medio de tu provincia equivalga al de un país desarrollado o al de uno subdesarrollado.
El ingreso por persona de las provincias del norte es, en promedio, menos de la mitad que el de la Argentina en un todo y 7 veces menos que el de Capital Federal.
En este orden de cosas nos encontramos que tenemos que competir en un mundo dinámico, incierto, perteneciendo a un país periférico con capacidades y niveles de ingresos muy disímiles potenciados por su distribución geográfica a medida que te alejas del centro del país.
Al desafío de desarrollarnos en un mundo competitivo se nos agrega el hecho de que lo debemos hacer en un mundo que se está reconfigurando. Está construyéndose un nuevo orden global. Se discute una Neo Globalización, en un contexto de cambio climático, inteligencia artificial, la bipolaridad entre China y Estados Unidos, la necesidad de minerales críticos, la energía limpia, el agua como recurso y una gran incertidumbre geopolítica.
Un nuevo ordenamiento global
Estamos dejando atrás el ordenamiento global que se originó luego de la segunda guerra mundial. No se sabe aún cómo se va reconfigurar, por lo tanto, al contexto actual se le agrega incertidumbre, riesgos y tensiones. Los países, sus gobiernos y las empresas deberán tener la capacidad de acertar decisiones en este escenario sumamente complejo.
Más allá de la bipolaridad marcada entre Estados Unidos y China existen otros actores con enorme relevancia como la India y el Sur Global.
La India muestra un crecimiento importante en materia económica, además de haberse convertido últimamente en el país con más habitantes del globo. Un aditamento no menor es que se presenta al mundo como una democracia, que en el nuevo orden de cosas es fundamental.
En el sur global es preciso tener presente a África como región. Es una zona con enorme potencial que irá siendo cada vez más geoestratégico en el nuevo y cercano horizonte temporal.
Friendshoring y Nearshoring
Los países comienzan a discutir si la eficiencia en la producción y el comercio es la premisa a seguir en lo que viene o es preferible proveerse de países más seguros o más amigables, aún resignando precio.
Los países piensan en favorecer el comercio y las cadenas de valor de aquellos con los cuales comparten valores y principios, de manera tal de reducir los riesgos al cooperar con países a los que se le tenga mayor confianza.
Por lo tanto, la palabra competencia le irá dejando espacio a la palabra cooperación en el comercio internacional.
En el caso de las cadenas de producción, las empresas están buscando desarrollarse en sitios más cercanos. Es decir, transformar el offshoring (muchas veces tercerizando a grandes distancias) a proveedores más cercanos y menos susceptibles a los vaivenes geopolíticos, pandemias, etc.
Parques industriales verdes
Instalar empresas de energía renovable resulta menos costoso que transportar la producción de este servicio. En los próximos años la idea de producir donde exista energía renovable tendrá mucho más valor que trasladarse a donde se encuentre la mano de obra más barata como sucedió desde finales del siglo XX. Esta será una gran oportunidad para la energía fotovoltaica salteña.
Como conclusión, tenemos un país diverso en su configuración social y en conocimientos. Con diferentes ingresos per cápita de acuerdo a la región donde vivas. El mundo está entrando en una disputa hegemónica entre oriente y occidente. La economía internacional tenderá más a cooperación que a la competencia. Se preferirá producir más seguro que más barato. Los conceptos de friendshoring y nearshoring se robustecen. Aquellos países con recursos naturales y principalmente energías limpias tienen una gran oportunidad para recibir inversiones. Argentina posee nuevamente una oportunidad y el desafío de transformarlo en un desarrollo armónico en todo su territorio nacional.
Es por ahí.