Una batería de reformas fue anunciada por el Presidente Mauricio Macri y serán estudiadas en el Congreso de la Nación. Blanqueo laboral, indemnizaciones y nuevas figuras de contrato son consideradas para la nueva relación laboral que se configura en pos de una Argentina con mayor competitividad.
“La primera percepción, la del empleador, del dueño del negocio, es que tiene un problema laboral: tiene que contratar a un trabajador que lo ayude a llevar adelante el emprendimiento. Básicamente, tiene el plan A que es hacerlo por derecha y se pregunta ¿Cuánta plata necesito para contratar a un trabajador? El tema es que por cada cien pesos que le pagues, necesitás tener a mano 150 pesos, porque el empleado necesita hacer un aporte personal. Una parte de su salario no va a su billetera sino que es retenido por el empleador. En vez de darle 116 que le corresponden al empleado, le da 100 y a los 16 se los da a ANSES. Al mismo empleador el Estado le pide una contribución patronal, de alrededor de 33 pesos””, explicó Aguirre consultado por Haciendo Negocios (Cadena Máxima 106.7). Agregó que el trabajador ve los descuentos y reclama al empleador. En el medio está el Estado, que se queda con todos los fondos que administra en concepto de jubilaciones, ART y obra social.
“La contienda tiene un resultado llamativo: los dos tienen razón: el empleado, al que no le alcanza la plata; y el empleador, que pagó 150 y el empleado le resulta caro. Es verdad que se han maximizado ganancias de empresas grandes y las han desviado al exterior, pero aquí estamos hablando de medianas y pequeñas empresas que no pueden afrontar el gasto y terminan pagando en negro”, reflexionó.
Sindicatos y el caso de Brasil
Un tema clave para el avance de la flexibilización laboral es la negociación con los sindicatos, hoy vistos como un problema para el Estado que los señala como responsables del estancamiento económico. Con la flexibilización de las relaciones y las negociaciones con nuevos actores las agrupaciones pierden poder para la defensa de conquistas laborales.
“En Brasil explotó la bomba en julio: Temer decide armar un proyecto de reforma laboral. Tomó la ley de contrato de trabajo y pidió cambiarla para flexibilizar las relaciones laborales. En una de las partes establece la posibilidad de que la empresa tercerice todo. La empresa se queda sin empleados y el derecho laboral se pierde por completo, porque este se funda en una relación de dependencia. Se crean nuevas figuras como el teletrabajo. Con esto, Brasil entró sin miramientos a los sindicatos”, agregó.
Con las nuevas configuraciones se crean otras figuras, acuerdos intermedios, o se negocia directamente con el trabajador. Se le saca el aporte obligatorio pero también la posibilidad de una negociación colectiva.
Para Aguirre, “en Argentina no hay ánimo de retirar la mesa sindical de las negociaciones. El ministro Jorge Triaca está celebrando adendas de convenios colectivos. Son mesas alternativas, con los mismos involucrados que revisan los convenios colectivos, tomándolos como base. No es un cambio en la Ley de Contrato de Trabajo, ni de asociaciones gremiales. El marco general no se modifica y se debería respetar el principio de progresividad para proteger al empleado ante un desequilibrio en las negociaciones”, expresó.
“Un convenio que reduzca derechos no podría intervenir y lo que se negocia, si es una norma, se homologa y es aplicable a todos los trabajadores del rubro. Los resultados reductores de derechos, si no se judicializan, son legales”, advirtió.
Como ejemplo, citó el caso de los petroleros que ya perdieron varios beneficios en una negociación particular. “Salieron a negociar con la base del convenio y el Gobierno supuestamente controlaba desde afuera; pero en la realidad está abrazado al empresario y de alguna forma condiciona al sindicato para que ceda derechos de los trabajadores. La política económica está clara: todos los acuerdos que se lleven adelante serán sector por sector”, indicó; aunque agregó que “no va a haber un cimbronazo brasileño, que con la mira puesta en la competitividad tiraron el mantel con los vasos arriba y los vasos no se rompieron. Sin embargo este volantazo dejó en falsa escuadra a Argentina”.
“Es cierto que necesitamos mejorar en competitividad y que las modificaciones son imperceptibles; pero son las primeras que se hacen y hay que recordar que los convenios colectivos pueden ser modificados la cantidad de veces necesarias. Con esto, lo están haciendo de forma gradual y van bastante rápido. Sancionar una ley les tomaría más tiempo que eso. Yo lo veo y no lo puedo creer”, reclamó.
“Lo que siempre recomiendo, en caso de que sientan que le están cercenando derechos es recurrir a la Justicia, que es una arma racional para solucionar problemas. Tiene un margen de error que es revisable y tiene que ser argumentado. Si no agotamos esa vía, lo que hacemos es retroceder. Al menos así los reclamos serán escuchados y esto los va a obligar a argumentar respecto de estos retrocesos”, concluyó.