¡Esta cariiitooo vestirse bien! Argentina destina el 8,7% de sus gastos en indumentaria

(Por Federico Cerutti, content writer de El Mejor Trato) El costo de la ropa en el país es 35% más caro que en la región y muchos optan por comprar en el extranjero, especialmente en Chile. 

El sector de indumentaria es un termómetro clave para medir la salud de la economía argentina, ya que combina una alta dependencia de la industria local con la sensibilidad al consumo interno y externo. En un contexto marcado por la inflación, la devaluación del peso y las fluctuaciones en las políticas comerciales, este sector enfrenta desafíos que repercuten tanto en los productores como en los consumidores.

Y es que la producción nacional de indumentaria y calzado tiene una importancia significativa en la nación, ya que genera miles de puestos de trabajo directos e indirectos, principalmente en provincias como Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba. Sin embargo, el costo de los insumos importados y las restricciones cambiarias han afectado la capacidad de producción, incrementando los costos operativos y limitando la competitividad frente a los productos importados.

De hecho, un informe de la Fundación Pro Tejer señala que, a pesar de los esfuerzos por fomentar las exportaciones, los altos costos de producción y logística dificultan competir en el mercado internacional. Esto contrasta con otras regiones, como Asia, donde las cadenas de suministro integradas y los bajos costos laborales permiten exportaciones masivas a precios competitivos.

Cabe destacar que, en Argentina, el costo de la ropa es significativamente más alto que en otros países de América Latina, lo que contrasta con un consumo per cápita inferior al promedio regional. De acuerdo a un reporte de Fundar, los argentinos destinan el 8,7% de sus gastos a la indumentaria, el doble que el promedio regional del 4%. Este fenómeno no responde a una mayor demanda, ya que el consumo per cápita de ropa es un 22% menor que en otros países de la región.

Desde la salida de la convertibilidad en 2002, los precios de la indumentaria en Argentina han seguido una trayectoria diferente a la global. Mientras que en gran parte del mundo los precios de las prendas han disminuido, en Argentina se han encarecido de manera notable. Por ejemplo, una canasta de prendas adquirida a través del canal online es un 35% más cara que en otros países de la región, considerando el tipo de cambio oficial. Incluso tomando el dólar MEP, sigue siendo un 16% más costoso. Este análisis incluyó comparaciones con países como Perú, Uruguay, México, Chile, Colombia y Brasil.

Debido a esto, muchos argentinos optan por comprar ropa en el extranjero, especialmente en países como Chile, donde los precios son más accesibles. Este comportamiento no solo afecta al comercio y al empleo local, sino que también genera una mayor salida de divisas por importaciones. Además, las restricciones a la importación de prendas en Argentina son notorias: el nivel de importaciones per cápita es 10 veces inferior al promedio mundial, una cifra que también está por debajo de países como Brasil o Chile.

La investigación de Fundar identifica diversos factores que explican estos altos costos. En primer lugar, la industria textil argentina enfrenta desafíos estructurales como una menor productividad en comparación con Asia, debido a escalas más reducidas y deficiencias organizativas en la producción. En 2023, la productividad por trabajador fue un 7% menor que en 1970 y un 37% inferior al máximo histórico de 2017. A esto se suma una presión impositiva significativa a lo largo de la cadena de valor, que eleva los costos de producción.

Asimismo, el 75% del precio de una prenda premium en un shopping se atribuye a costos no relacionados con la producción directa, el diseño o la rentabilidad. Los impuestos nacionales, provinciales y municipales representan más del 50% del precio final, mientras que los costos financieros y el alquiler de locales contribuyen con un 12% y un 12,7%, respectivamente.

A pesar de estos desafíos, existen algunas excepciones. Argentina es más competitiva en ropa de gama baja y prendas para niños y bebés, mientras que los precios son más elevados en productos de tejidos planos y ropa de adultos. No obstante, la dispersión de precios en el mercado local es una de las más altas de la región.

Para abordar esta problemática, Fundar propone una serie de políticas destinadas a mejorar la competitividad y reducir los costos. Estos incluyen revisar el esquema de administración del comercio exterior y reducir aranceles en productos con sobreprecios altos. También se sugieren incentivos para la formalización y la competitividad de la industria, como la eliminación de ingresos brutos y el impuesto al cheque en ciertos sectores, junto con programas de capacitación y créditos productivos.

Otra recomendación clave es la promoción de polos de confección habilitados para integrar a trabajadores informales. Estas iniciativas, lideradas por gobiernos locales, buscan ofrecer oportunidades laborales en sectores competitivos y sostenibles.