El empleo informal sigue siendo uno de los desafíos más serios del mercado laboral argentino, y Salta no es la excepción. Según el informe “Panorama del empleo informal y la pobreza laboral” elaborado por el Área de Empleo, Distribución e Instituciones Laborales (EDIL), la tasa de informalidad en el Gran Salta alcanzó el 52% en el segundo trimestre de 2025, ubicándose entre las cinco más altas del país.
La cifra supera ampliamente el promedio nacional, que fue del 43,2%, y refleja que más de la mitad de los trabajadores salteños no cuenta con cobertura legal, impositiva ni de seguridad social. En la región, solo el Gran Tucumán – Tafí Viejo muestra una situación más crítica, con un 59,6% de empleo informal.
El informe advierte que la informalidad se concentra especialmente en el NOA, el NEA y Cuyo, donde los niveles superan el 48%. En el caso del NOA, la brecha entre provincias es notoria: mientras que La Rioja presenta un 42,3% de empleo no registrado, Tucumán lidera el ranking nacional con casi el 60%.
La situación contrasta con la Patagonia, donde los índices de empleo informal se encuentran muy por debajo del promedio nacional, con casos como Ushuaia – Río Grande, que apenas llega al 18%.
Educación e informalidad
Otro de los puntos destacados del estudio es la relación entre nivel educativo e informalidad. En el NOA, cerca del 76% de quienes tienen bajo nivel educativo trabajan en condiciones informales, mientras que en los niveles medios la incidencia baja al 54%. Incluso entre quienes cuentan con formación universitaria o terciaria, casi un 20% no logra insertarse en empleos formales, un porcentaje muy superior al registrado en la Patagonia, donde apenas llega al 6%.
Un reto para el futuro
Los investigadores del EDIL —que integra el IIEP de la Universidad de Buenos Aires— remarcan que el crecimiento de la informalidad en la región no solo impacta en la calidad del empleo, sino que también está directamente asociado con los índices de pobreza laboral, ya que los trabajadores informales suelen percibir ingresos más bajos y carecen de protección social.
El desafío para Salta y el NOA, concluye el informe, es generar condiciones que favorezcan la formalización del empleo, vinculando políticas de desarrollo productivo, educación y protección social que reduzcan las brechas regionales y mejoren la calidad de vida de los trabajadores.