En el año 2020 la pandemia de COVID complicó la fuente de ingreso de muchos profesionales en casi todos los rubros. Karina Merlo, de profesión arquitecta, sintió el cimbronazo en la economía familiar y decidió emprender en un talento legado de sus padres y abuelos: la elaboración de licores y sabores. Hasta ese entonces, esta ocupación era más un pasatiempo que usaba para deleitar a sus amigos y familiares en las reuniones.
“La producción, desde el inicio, fue siempre familiar. Recuerdo a mi abuela haciendo sus licores. Claro que yo no probaba porque era muy pequeña, pero aprendí todo lo que se necesitaba”, recordó con afecto.
“Soy arquitecta y en la pandemia estuvimos mucho tiempo parados. Económicamente en mi familia se empezaba a notar la falta de este ingreso”, lamentó. Fueron sus hijos, su histórico motor, quienes le sugirieron que se dedicara a la comercialización “a ver qué pasaba”.
La prueba piloto fue la feria de Campo Quijano. “A la gente le gustó mucho nuestro producto. Fue algo inesperado para nosotros, pero desde entonces no hemos parado de crecer”, celebró.
Aquella producción familiar original es hoy una cadena comercial más compleja. Se venden en Buenos Aires, Santa Fe y Ushuaia. Incluso tienen pedidos desde México, para lo cual ya están tramitando los permisos de exportación.
Vos los podés encontrar en Instagram. Y están ubicados en ruta Nacional 51 km 18, en Campo Quijano.