Los Valles Calchaquíes son testigos de una tradición artesanal que ha pasado de generación en generación. El simbol, una planta noble, cobra vida en las manos de quienes conocen su oficio. Esta es la historia de María y Cintia, madrina y ahijada, quienes, aisladas por la pandemia, encontraron en el emprendimiento un camino de unión.
La pandemia de covid obligó a María Díaz y a Cintia Rojas a refugiarse en los remotos parajes vallistos. Cintia, sin dudarlo, buscó la compañía y apoyo de su madrina. Juntas enfrentaron los desafíos que la epidemia trajo consigo. María, experimentada artesana del simbol, le enseñó a Cintia el arte de trabajarlo, forjando así una relación inseparable.
Sobre el simbol, la Municipalidad de Animaná describe en su página oficial: "Se trata de una pastura natural, perenne, de la familia de las gramíneas, que alcanza entre uno y dos metros de altura y es muy flexible. Crece en el norte y, además de utilizarse como pastura, es materia prima para artesanos que realizan cestería o techos rústicos. Son cañas delgadas, en tonos verdes o amarillos, que se cortan a mano cuando las puntas ya se tornan amarillas pero aún conservan la flexibilidad necesaria para trabajarlas".
Cintia ya conocía estas características, pero lo que realmente valora es el aprendizaje que surgió del encierro. Sus manos hábiles han transformado el simbol en paneras, cestos, hueveras, bolsas de mercado y el favorito de todos: el combo matero.
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