“En Espacio20 estamos aplicando para el sello de Diseño y Construcción de Edificio“, explica con Jonás Beccar Varela, Director de Comunicación de la empresa Proyecto Norte, autora del proyecto y desarrolladora de este edificio. “El sello en sí mismo no es lo que da valor al proyecto, sino el proceso por el que la empresa tiene que atravesar para llegar al sello. Implica cambios culturales muy fuertes para nosotros, y estamos muy contentos de poder transitarlos, ya que es por ahí por donde pasa el desafío de las nuevas construcciones“, señala.
Para constituirse como un “edifcio verde“, hay procedimientos que deben cumplirse durante la construcción, como separar los residuos en obra, controlar la erosión del suelo, limpiar los camiones que salen de la obra para evitar que lleven tierra o polvo a la calles, etc. En este aspecto, es la constructora RAC que está haciendo el edificio, quien apoya el proceso de certificación. Además, según explica el ejecutivo, es importante elegir materiales de construcción que tengan un mínimo impacto ambiental.
Por otra parte, más allá de la obra y mirando el funcionamiento del edificio una vez terminado, “debemos atender cuestiones de diseño para una mayor eficiencia energética: buena iluminación natural, doble vidrio, revoque térmico en las paredes más expuestas al sol, luminarias de bajo consumo, descargas de inodoro que ahorren agua, paneles fotovoltáicos para alimentar los espacios comunes, entre otras“.
Uno de los principales desafíos que debió afrontar la organización respecto de la certificación norteamericana estuvo vinculado a las exigencias que hacen compleja su implementación. “No es fácil adaptar una norma hecha para los Estados Unidos a nuestra sociedad. Algunos puntos son opuestos a lo que espera el mercado, pero eso se ha compensado con otras exigencias que para nosotros son totalmente naturales“, reapasa Jonás Beccar Varela.
Además, ejemplifica: “LEED desalienta el uso de vehículos particulares, y en ese sentido fomenta la bici, desaconsejando que haya demasiadas cocheras en el edificio. Pero acá en Salta, donde es cada vez más complicado estacionar, y más en un edificio de esa categoría, sabemos que es necesario que haya muchas cocheras. El mercado no aceptaría un departamento de ese nivel que no ofrezca cocheras. En ese caso, por ejemplo, optamos por “desobedecer“ a la norma, ya que esa exigencia es de imposible cumplimiento en el mercado local. Sin embargo, para ilustrar el extremo opuesto, la norma tiene muchísimos requisitos en cuanto a refrigeración, calefacción e inyección mecánica de aire dentro del edificio. Y eso en Salta casi no hace falta. Tenemos un clima que permite vivir gran parte del año con una dependencia mínima de climatización artificial. En verano, durante las noches podemos vivir en general, sin aire acondicionado; y en invierno, si uno es racional, tenemos muchos días de sol en los que no hace falta encender la calefacción. Esto hace que sólo por estar en Salta, el edificio sea muy eficiente en el consumo energético. También tenemos mucha piedra cerca, lo que reduce al mínimo el impacto ambiental de su transporte para la construcción. En lugares como Buenos Aires, donde no hay piedra, la incidencia del flete para traer esos materiales es muy alta y eso le quita puntos a la certificación del edificio“.
Otro dato a destacar es que no fue el mercado el que demandó este producto sino más bien una iniciativa disruptiva de la empresa que busca adelantarse, sorprender e innovar en la plaza. Desde Proyecto Norte se propusieron darle a la gente lo que todavía no sabe que necesita. “No obstante, cuando explicamos los alcances de Espacio20 se entusiasman porque interpretan que en algún punto va a impactar en una mejor calidad de vida o menores costos. Con los paneles fotovoltáicos buscaremos que el consumo de los espacios comunes sea prácticamente abastecido por energía solar, y eso impactará en una menor expensa, por ejemplo. Poco a poco el mercado la va entendiendo, y apreciando“, finaliza el Director de Comunicación.