Nino Helados sopló 40 velitas en Salta (y lo celebró con un salón repleto de historia y sabores)

Es imposible hablar de la tradición heladera de Salta sin nombrar a Nino Helados. Fundada en 1993 por Ninfa Fili, tercera generación de heladeros, la marca nació como un proyecto propio y se instaló hace cuatro décadas en el corazón de los salteños.

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La tradicional heladería Nino Helados cumplió 40 años y lo festejó a lo grande, con un evento que reunió a familias, amigos y clientes de toda la vida. Música, alegría y, por supuesto, mucho helado, fueron los ingredientes de una jornada cargada de emoción.

“Se vivía un ambiente muy festivo, la gente estaba feliz, disfrutando de un helado, encontrándose con amigos y compartiendo en familia”, destacó Federico Kirshbaum.

La historia de Nino Helados está ligada a la tradición heladera de Salta. Fundada en 1993 por Ninfa Fili, tercera generación de heladeros, la marca nació como un proyecto propio bautizado en honor a su padre, Antonio “Nino” Fili. Desde hace más de una década, la acompaña en la conducción su hijo Federico Kirschbaum, administrador de empresas y artista plástico, quien desde niño creció rodeado de la pasión familiar por el helado.

“Yo era un niño en aquel entonces, tenía 5 años. El local empezó con mis padres pero sí me acuerdo de la alegría, la ansiedad, la dificultad de emprender algo nuevo. Si bien la familia tenía ya tradición en esto, pero esta era una aventura propia”, recordó Federico.

Un oficio con historia

“Lo emocionante es ver crecer a nuestros clientes con nosotros: muchos que venían de niños, hoy traen a sus hijos. Eso nos hace sentir que somos parte de su historia”, cuenta Federico.

En un mercado cada vez más competitivo, con franquicias e industrias en cada esquina, Nino Helados mantiene su diferencial: la calidad artesanal. “El secreto es la seriedad con que trabajamos y el cariño con el que hacemos las cosas. Siempre priorizamos la calidad del producto y la atención al cliente”, remarcan.

Y aunque muchas heladerías diversifican su oferta con cafetería, pizzas o empanadas, en Nino son claros: “Nosotros sabemos hacer helados y eso es lo que hacemos”.

Sabores que son clásicos

El gusto más emblemático es el Dulce de Leche Nino, con dulce de leche agregado y almendras, aunque con los años fueron sumándose nuevos clásicos como el maracuyá o frutos del bosque. Cada temporada se prueban sabores distintos, y algunos logran conquistar el paladar salteño al punto de quedarse.

Mirando al futuro

El festejo por los 40 años coincidió con la remodelación del local, que busca brindar aún más comodidad a los visitantes. “El helado es más que un producto, es una experiencia: es compartir con la familia, con la pareja, dar una alegría a los niños o darse un gusto personal. Queremos seguir ofreciendo esa experiencia a las próximas generaciones”, afirma Federico.

La historia continúa, y todo indica que la tradición heladera de la familia seguirá derritiendo corazones en Salta por muchas décadas más.

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