Pablo Andrada y Valeria Blanco son una pareja de emprendedores que entendieron que el camino es escuchar las necesidades del mercado y fluir con ellas. Así, en 2015, un compromiso familiar que los encontró con pocos fondos y mucho amor los llevó por el camino del emprendimiento. Para el cumpleaños de la hermana de Pablo hicieron una primera tanda de bombones caseros de chocolate. Familiares y amigos los instaron a venderlos y el negocio comenzó.
La pandemia llegó complicando las ventas, pero ellos no estaban dispuestos a renunciar. Antes decidieron reconvertirse y dedicarse a las artesanías en madera y electricidad y derivados.
“Queríamos algo que no sólo cumpla una función decorativa, sino algo que además sea de utilidad. Los primeros productos fueron lámparas colgantes hechas con botellas de vidrio recicladas, madera y cadena. Luego, nos diversificamos ofreciendo veladores y nuestro producto estrella que es un dispenser de bebidas”, comentó.
Pablo es un creyente de que todos tenemos la capacidad de aprender y emprender, el secreto es nunca rendirse. “Emprendimos siempre. No somos carpinteros ni tampoco fuimos reposteros, simplemente dos curiosos a los que les gusta aprender y compartir lo que aprendemos”, señaló.
El público respondió y les dijo que sí, por eso sus productos se venden a lo largo de todo el país, por pedido, y también llegaron a Estados Unidos y España. Con el espíritu inquebrantable del emprendedurismo, las historias de éxito se seguirán escribiendo en sus páginas.
Vos podés consultar el catálogo y pedir tus productos en Facebook como A tono artesanias, y en Instagram como https://www.instagram.com/a.tono.
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