Los pescados tradicionales de las Pascuas llegan con un aumento de hasta 20% respecto al año pasado

De acuerdo a un relevamiento de precios de Defensa del Consumidor de la Municipalidad, la merluza cuesta en promedio 120 pesos, y sábalo 50 pesos.

La Cuaresma impone a muchos cristianos la costumbre de reemplazar los viernes y durante la Semana Santa el tradicional asado por un rico pescado. A partir de ello, la Subsecretaría de Defensa del Consumidor de la Municipalidad, a través de la Dirección de Relevamiento de Precios, realizó un recorrido por tres pescaderías (mercado San Miguel, Ituzaingó al 500 y calle Islas Malvinas), para acercar a los vecinos precios de los productos más demandados en la época de cuaresma.

Del trabajo realizado se pudo constatar que comprar en los lugares más económicos la merluza por kilo cuesta 120 pesos; el atún 130 pesos; el sábalo 50 pesos, el dorado 140 pesos, el pejerrey 120 pesos y el pacú 150 pesos. Esos valores reflejan un incremento en los precios de hasta 20% respecto a la misma época del año pasado, cuando el kilo de merluza se vendía a 99 pesos; aunque algunos productos se mantuvieron casi sin cambios. Es el caso del pejerrey, que hace 12 meses se vendía a 116 pesos el kilo; o el atún, que costaba los mismos 130 pesos que este año

Otra compra tradicional de esta época, especialmente para aquellos que no son expertos en el arte de cocinar pescado son los llamados empanados de pescado, como las milanesas de merluza que se venden a 130 pesos por kilo, y los medallones de merluza, que se comercializan a 80 pesos el kilo. En 2017 los primeros se vendían a 125 pesos el kilo, y los segundos se comercializaban a exactamente el mismo valor que este año.

Asimismo, Defensa del Consumidor recordó un listado de consejos de la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) que deben ser tenidos en cuenta en el momento de adquirir estos productos en condiciones de salubridad.

Algunos de ellos son que la compra debe realizarse en comercios habilitados que presenten buena higiene general y exhiban sus productos frescos, conservados en abundante hielo (cubiertos) o congelados. También se indicó que el pescado fresco debe presentar: olor a mar, en ocasiones un ligero olor a pescado pero nunca olor a amoníaco; los ojos siempre deben ser brillantes porque la opacidad o hundimiento son signo de deterioro; las agallas rojas, las escamas adheridas al cuerpo y su carne firme; no debe ceder ante la presión del dedo. Otras señales de buena preservación son la pigmentación viva y brillante; la columna vertebral firmemente adherida a los músculos; si se la intentara separar de ellos, debería romperse; la sangre roja y brillante (si el pescado no está fresco, el color se vuelve marrón pardo).

Al momento de la conservación del pescado es recomendable mantenerlo no más de 1 o 2 días en la parte más fría de la heladera y hasta 3 meses en freezer; y evitar descongelar y volver a congelar los pescados y mariscos. Al descongelarlos, no hacerlo a temperatura ambiente y una vez preparados, consumirlos lo antes posible.Por último, se recomienda consumir los pescados bien cocidos, especialmente en el caso de los grupos más susceptibles de la población: embarazadas, niños, ancianos e inmunosuprimidos.