Regalo para el alma nació de un ovillo de recuerdos, del calor de una infancia que transcurría en silencio, al lado de su abuela, entre agujas y lanas. “Ella me enseñó cada punto, cada secreto del tejido con infinita paciencia. En cada hebra que cruzábamos juntas, me regalaba su amor”, recuerda Rosa Aramayo, periodista, comunicadora y tejedora de amor.
Lo que comenzó como una forma de generar un ingreso extra, pronto se transformó en algo mucho más profundo: una manera de volver a las raíces, de reconectar con lo esencial y de compartir con otros ese saber que se lleva en las manos, pero también en el corazón.
“Hoy Regalo para el alma es un puente entre el pasado y el presente. Es lo que me llena el alma y me da esperanza de un futuro mejor”, afirma Rosa, emocionada.
Tejer comunidad
Uno de los momentos más movilizadores de este camino fue el inicio de las clases de tejido con un grupo de madres que viven en la zona del Vertedero San Javier. “Son mujeres fuertes, aunque a veces no lo sepan. Tienen historias de lucha enormes, y hoy están dando pasos firmes para salir adelante junto a sus familias”, dice.
Gracias a las donaciones de Monseñor Dante Bernacki y la comunidad de la Parroquia del Tránsito, fue posible comprar lanas y comenzar este taller en el asentamiento. Cada mamá pudo tejer una manta XXL, una bufanda y así abrigar a su familia con sus propias manos.
“Compartirles este saber, acompañarlas en ese proceso de crear, es una de las mayores satisfacciones que me dio la vida”, confiesa Rosa.
Cada pieza de Regalo para el alma —una manta, un gorro, un accesorio— tiene una historia. “Es más que un producto. Es una red tejida con amor, con historia, con intención. Todo está hecho con el deseo de abrigar no solo cuerpos, sino también corazones”.
Hoy el emprendimiento crece de forma orgánica, gracias al boca a boca, las redes sociales y su presencia en Mercado Libre, desde donde Rosa envía productos a todo el país. “Cada venta, cada mensaje, cada nuevo cliente que llega recomendado, me confirma que este camino tiene sentido”.
Y si querés colaborar con las mamis del Vertedero, ya sea con lanas, ropa, alimentos no perecederos, lo podés hacer en la Parroquia Nuestra Señora del Tránsito.