Muchos grandes descubrimientos, esos que terminan transformando vidas, surgen de manera felizmente accidental. Así nació Tentaciones. La suegra de Leonardo Díaz -y abuela de Macarena- se enfermó, dejando a la familia sin la posibilidad de disfrutar del tradicional huevo gigante que fabricaba cada Pascuas. Angustiado, Leonardo trató de remediar la situación, pero sólo logró romper el molde de su suegra. Por eso recurrió a los negocios especializados en chocolatería buscando un reemplazo. El problema fue que le pedían un mínimo de compra y, para alcanzarlo, él decidió comprar también moldes para bombones.
Para no tenerlos abandonados, las reuniones con amigos comenzaron a llenarse de bombones hechos en casa. Cada día más entusiasmado, Leonardo hizo cursos para profundizar los conocimientos de pastelería y chocolatería que ya traía, hasta que su esposa lo invitó a “hacerlo más en serio”.
Leonardo se embarcó a la aventura en el primer colectivo a Buenos Aires, en busca del perfeccionamiento que le permitiera cubrir el nicho que la chocolatería de calidad dejaba en Salta. Sus únicas dudas tenían que ver con la conservación del producto, porque al ser Salta una provincia cálida, se comprometería la calidad del chocolate. Lo solucionó con un local adaptado que nunca supera los 23°.
Macarena, por su parte, vivió la niñez que es el sueño de muchos. Ella cuenta con orgullo que siente que creció en la fábrica de Chocolate de Charly. Esto dejó una marca en su interior que se exteriorizó como un interés académico por la parte alimenticia. De hecho, hoy estudia Bromatología. Ella es la gestora del sabor, del relleno, del corazón de la bombonería. Su conocimiento y su pasión se sienten en cada bocado de sus productos.
Tal es el caso de su creación más exótica: una tableta de chocolate con locoto ahumado. Parece que la pasión culinaria es cuestión de familia, pues un primo de Macarena es un buen cocinero y comercializa la pasta de locoto en conserva. Junto a Leonardo probaron la pasta y pensaron que sería una buena alternativa para sus bombones. Realizaron muchas formulaciones distintas para llegar a la pasta correcta que se pueda amalgamar con el chocolate. Es que esta industria no es para improvisados. Los gustos y sabores requieren de una métrica exacta en su combinación correcta. “Es apasionante”, exclaman los dos chocolateros.
La cuestión comercial fue motivo de ocupación por parte de Leonardo, pero esto no lo desanimó en su objetivo. “Nosotros tuvimos de entrada algo muy claro: que comercializamos productos finos que no pueden ingresar a una cadena de distribución, en donde no estamos seguros si lo van a conservar adecuadamente. Teníamos que venderlos nosotros y consérvalos bajo ciertas condiciones específicas para venderlos. Pensamos que si hacíamos un buen producto manteniendo siempre la misma calidad y sabor, tenía que resultar bien”, explicó Leonardo.
De allí que se dificulte, por ejemplo, la posibilidad de incorporar nuevos productos. Algunos se mantienen en el negocio y quedan para siempre y otros son de temporada.
Actualmente tienen 20 sabores de bombones. Los primeros, que los hicieron reconocidos, fueron los de frambuesa, menta, café, dulce de leche y coco, que son infaltables. En el camino quedaron el nougat de maní y marroc, que evolucionó a bocadito; y el de reducción de sidra, cuyo relleno queda como una miel con sabor ácido a manzana. Toda una aventura en la boca.
El sueño de Leonardo es que continúe la tradición chocolatera por muchas generaciones, dándole continuidad al emprendimiento familiar. Macarena ya tomó la posta con su valioso aporte, y sabemos que tendremos bombones de calidad por muchos años más.
Chocolates Tentaciones tiene dos locales. Uno está en Galería Margalef, Caseros 665; y el otro en Paseo Salta, en la entrada al Híper Libertad.