Santa Anita comenzó como un centro turístico hace más de 20 años con actividades asociadas a la capricultura y al tabaco. Valentina Chávez y Carlos Lewis dieron los primeros pasos en este emprendimiento del que llegaron a participar 19 productores locales.
A Carlos le cuesta definir el emprendimiento en una palabra, “lo que pasa es que Finca Santa Anita es una unidad compuesta por varios atractivos como la producción de quesos y la gastronomía a cargo de Valentina; y por otro lado, el sector turístico con el único museo de tabaco del país, colección arqueológica de sillas de montar y plantas medicinales, árboles nativos y tambo caprino. En conjunto, intentamos que la finca sea rentable, pero siempre desde el punto de vista sustentable”.
Para usar la leche obtenida de las cabras, Valentina, una cocinera que no teme usar la tecnología y que ama viajar, se capacitó en diferentes ámbitos y hoy desarrolla productos que son la muestra de la mejora que consiguieron con los años.
Hoy trabajan en asociación CERELA -Centro de Referencia para Lactobacilos- y con ingenieros internacionales para producir “quesos sanos, limpios y justos”.
Esta actividad comenzó como alternativa a la producción tabacalera con 18 productores que buscaban hacer un queso distintivo y original. Hacia 2004 se encontraban solo cinco, y hoy Santa Anita es el único productor de quesos de cabra que queda en pie.
Desde entonces, fueron aprendiendo que la calidad del queso la determina la calidad de la leche. El cuidado del producto proviene del cuidado del animal y por eso las cabras son tratadas con cariño y alimentadas con productos orgánicos de la mejor calidad.
Cuentan que en la época de esplendor, la cuenca caprina del valle de Lerma tenía un potencial enorme en el país porque estaban los animales, los emprendimientos y los productores, pero luego las presiones estatales, que exigían estándares industriales para la producción del estilo de La Serenísima y Sancor, obligaron a la mayoría a abandonar.
Comercialización
La producción es pequeña y estacional, lo que garantiza al consumidor un producto único de producción casera. “Cuando se genera más producto surgen algunos inconvenientes con la comercialización, por eso eliminamos los intermediarios con los sobreprecios que eso supone. Y la venta se realiza en la finca; de esta manera, la empresa es pequeña y familiar”, detalló Carlos.
Así es que si se quiere disfrutar de un tiempo al aire libre, inmerso en la verdadera esencia del campo salteño y de paso, aprender sobre producción e historia de la mano de expertos, Finca Santa Anita es el lugar.
Cómo llegar
En Coronel Moldes, doblando hacia el Dique Cabra Corral, se llega hasta la estación de ferrocarril, por el camino de ripio a mano derecha 1.200 metros cruzando la vía, ahí está Finca Santa Anita
Los inetresados en recabar más información pueden hacerlo aquí o aquí.