Pocas pymes salteñas pueden mostrar 25 años de trayectoria y la certeza de ser los líderes en su rubro. Una de ellas es Carisol Cotillón, que el mes pasado celebró sus bodas de plata en un momento difícil, de transformación; pero al mismo tiempo lleno de nuevos desafíos.
Carisol nació de la mano de José Antonio Audo Gianotti y Graciela Pérez, por entonces un joven matrimonio que se había conocido trabajando juntos en Bonafide. “Bonafide era una verdadera escuela de ventas”, le contó José a IN Salta. “Todo lo aprendido ahí me sirvió a principios de los ’90 para llegar a ser gerente del Supermercado Lozano, pero yo no quería quedarme ahí, así que con mi señora comenzamos a soñar con la idea de un negocio propio”, recordó.
Ese sueño se hizo realidad el 18 de abril de 1994, cuando en Urquiza 686 abrió sus puertas un pequeño local, de apenas 16 metros cuadrados. Al frente del local quedó Graciela, mientras José mantuvo su trabajo anterior. “Como al principio no vivíamos del negocio, todas las ganancias se reinvertían, y eso nos permitió crecer. Allí ella también aplicó lo aprendido en Bonafide, y eso nos permitió ganar clientes muy fieles, muchos de los cuales nos acompañan hasta hoy”, explicó.
Al poco tiempo se dio la oportunidad de alquilar un nuevo salón, más grande que el anterior, en Urquiza 766, el que fue creciendo con los años hasta alcanzar hoy una superficie de 300 metros cuadrados en el local comercial, más otros 200 metros de depósito. Después de algunos años de vender sólo cotillón, Graciela decidió sumar el rubro Repostería; y más recientemente la venta de Juguetería.
En 1998 José dio un paso audaz. Renunció a su trabajo y se sumó a su esposa en Carisol.
Los primeros años juntos no fueron fáciles. La crisis previa al año 2002 se comenzó a sentir en el negocio. Se cortó el crédito y se vieron obligados a manejarse totalmente en efectivo. Eso les dejó un aprendizaje: Hay que tener cuidado con los cheques y los bancos.
Sin embargo, el apoyo de los proveedores les permitió salir de la crisis fortalecidos. La incorporación de la segunda generación al negocio fue bastante natural. ”Nuestra hija mayor, Marisol, estudió Turismo y mientras estudiaba nos ayudaba en el negocio; pero luego quiso dedicarse a su profesión. Sin embargo, hace un par de meses regresó y se encarga no sólo de la venta en el salón sino también del mundo digital. “El negocio recibe muchísimas consultas a través de internet y, para asegurar las ventas, todos deben recibir una respuesta. Y Marisol no deja una consulta sin responder”, aseguró el fundador.
Carolina, la segunda hija, estudió Recursos Humanos y empezó trabajando mediodía en la empresa, pero desde hace algunos años lo hace full time. “Ella es la encargada de las compras, la relación con los proveedores y gran parte de la administración”, detalló.
Consultado acerca de los motivos por los que los clientes eligen Carisol, José enumeró tres: “Surtido, precio y atención. Esta última es uno de los pilares de nuestro negocio.
Tratamos de darle a cada cliente un trato personalizado, y vemos que la gente lo valora. Siempre recibimos felicitaciones por nuestros vendedores”, expresó orgulloso.
Al definir el ciclo de ventas del negocio, el fundador de la empresa indicó que “cada rubro tiene sus temporadas. Por ejemplo en el cotillón, este mes arranca la época de fiestas patrias. Y cuando comienzan las clases se activa la venta de cotillón infantil, que afloja con el fin de clases. En Repostería, las Pascuas son temporada alta para nosotros por la venta de insumos para producir huevos. Incluso en nuestro salón hemos dictado cursos de elaboración de huevos de Pascuas. Otras temporadas fuertes son el Día del Padre en junio, y el de la Madre en octubre. En juguetería, los picos se dan para el Día del Niño y Reyes Magos.
Como dato simpático contó que cada vez bajan más las ventas de cotillón de adultos, un rubro muy asociado a los casamientos. “Es que la gente cada vez se casa menos”, justificó José; quien admitió con humor que “tenemos un gran stock de parejitas para tortas de matrimonio que no se venden hace años”.
El fundador también contó el negocio tiene una gran cantidad de clientes que son emprendedores. “Elaboran productos como empanadillas, rosquillas y tortas para vender, y buscan aquí las materias primas para su trabajo. Para ellos tenemos marcas exclusivas, como las cremas vegetales Ledevit, que se usan tanto como relleno como de cobertura; el chocolate Industrial Coledan, que se usa para bombones y huevos de pascua; o la línea de colorantes Flavour. Otro grupo de clientes interesante es el de los cotillones del interior de la provincia e incluso de provincias vecinas, a los que se le vende con listas de precios mayoristas.
Aunque el negocio original fue el cotillón, hoy casi el 60% de las ventas tienen que ver con el rubro Repostería. “Es que supimos adaptarnos a las nuevas tendencias en gastronomía y desarrollar nuevos proveedores”, expresó el fundador de la empresa. El cotillón representa alrededor del 25% de las ventas, y el 15% restante los juguetes.
La vida de la empresa se alteró dramáticamente el año pasado cuando la vida personal de sus dueños recibió un duro golpe. Graciela enfermo de cáncer y falleció en diciembre del año pasado, luego de 41 años de matrimonio con José y 21 años juntos en el negocio. “Era una persona excelente, única; y nos complementamos muy bien”, aseguró José. En el negocio, ese espacio ha sido ocupado por Carolina y Marisol, que de a poco van ganando protagonismo en el negocio y convirtiéndose en su cara visible.
Consultado respecto de la coyuntura, José aseguró que aunque son épocas difíciles “la estamos campeando bien; Carisol está firme. Nos está costando mucho cumplir con los empleados, los impuestos y nuestros proveedores. Estamos con lo justo y no hay margen para error. Pero estamos seguros que vamos a salir adelante juntos.
Respecto del futuro José apostó a que sus hijas irán perfeccionando su trabajo, hasta estar en condiciones de quedar al frente del negocio. “Yo creo que el secreto es hacerlo paso a paso, tratando de no errar y perfeccionando el trabajo día a día. Estoy seguro que van a poder hacerlo, por la memoria de su mamá”, concluyó.
Los datos
El nombre Carisol surgió de unir los nombres de sus hijas Carolina y Marisol. Años más tarde, llegaría un tercer hijo, Facundo, quien aún está estudiando.
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