En un momento clave del mercado, los Biella incorporan la cuarta generación a la inmobiliaria

“El mercado inmobiliario se encuentra en un punto de inflexión. En los próximos años sabremos si se destraba e ingresamos en una etapa de fuerte crecimiento, o se paraliza por la falta de financiamiento y de reglas claras para operar”. La reflexión, dura y contundente, es de Felipe Biella, propietario junto a su hermano Juan Martín de la tradicional Inmobiliaria Biella.

La empresa se encuentra hoy en una etapa de cambio. Además de la expectativa por saber cómo evolucionará el mercado, en los últimos meses se incorporó al negocio Franco Biella, hijo de Felipe y primer miembro de la cuarta generación que continúa la tradición familiar.

“Su incorporación nos da mucha tranquilidad y al mismo tiempo nos genera enorme expectativa“, aseguró Juan Martín, tío de Franco. “Los jóvenes siempre llegan con otra visión, más innovadora; y eso genera nuevas oportunidades”, agregó. “Y creo que la innovación va a llegar por el lado de la tecnología, las comunicaciones y las oportunidades que ella brinda”, completó.

Franco Biella es la cuarta generación de la empresa fundada en la década del ´50 por don Bernardino Biella, que además de empresario y comerciante fue político (gobernó la provincia entre 1958 y 1961) y periodista. La inmobiliaria, que inicialmente se dedicaba sólo a la compra y venta de propiedades; fue al principio una actividad complementaria de sus otros negocios.

En 1962 el fundador incorporó a su hijo Bernardo, padre de Felipe y Juan Martín, para quien la empresa se convirtió en su negocio principal. Surgieron así nuevas oportunidades en el corretaje y la intermediación inmobiliaria que consolidaron la firma. A principios de los 90, sus dos hijos potenciaron el negocio al incursionar en un nuevo mercado, el de desarrolladores inmobiliarios.

“Fuimos innovadores al conformar consorcios de clientes para financiar la construcción destinada a segmentos medios de la sociedad, un modelo que luego se perfeccionó con los fideicomisos inmobiliarios. También innovamos como originadores de cartera hipotecaria, lo que nos llevó a expandirnos al interior de Salta, a todo el NOA, Córdoba y Buenos Aires”, recordó Felipe.

A partir de 1998, sin embargo la falta de financiamiento puso el mercado y a la propia empresa en crisis. “Necesitamos más de seis años para recuperarnos y cambiar el perfil de la inmobiliaria”, repasó Juan Martín. Desde entonces sus esfuerzos estuvieron más enfocados en el asesoramiento para potenciales inversores y desarrollos comerciales y de loteos.

Quizás por herencia familiar, ambos desarrollan una intensa actividad gremial empresaria y profesional. Felipe es presidente del Colegio de Ingenieros de Salta (Copaipa); mientras que Juan Martín preside la Cámara Inmobiliaria Salteña y hasta hace poco encabezó el Colegio Único de Corredores Inmobiliarios.

Consultados sobre las perspectivas del mercado, ambos coincidieron en que los créditos UVA pueden llegar a ser una herramienta válida para reactivar la actividad inmobiliaria en la medida en que baje la inflación. “Con los actuales niveles de inflación, son un riesgo”, reflexionó Juan Martín.

Felipe, por su parte, advirtió además que “el mercado necesita reglas claras en todos los niveles: nacional, provincial y municipal”. Y mencionó como ejemplos, la reforma impositiva aprobada en diciembre gravó con un 15% de Impuesto a las Ganancias la compra-venta de propiedades; o los cambios de zonificación dispuestos por la Municipalidad en el Código de Planeamiento.

“El mercado inmobiliario está en un punto de inflexión”, insistió Felipe Biella. “Si logramos previsibilidad y bajar el riesgo, se va a destrabar. De lo contrario, se puede volver a paralizar”, concluyó.