Una clientela fiel es el mayor capital de Nino Helados, de Ninfa Fili

La empresa familiar ya incorporó a la segunda generación a un negocio caracterizado por la variedad, la innovación y la exquisitez en cada uno de sus sabores.

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Ninfa Fili y Federico Kirshbaum, segunda y tercera generación.
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Ninfa Fili.
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Federico Kirshbaum.

Nino Helados, una de las heladerías más tradicionales de Salta, nació en 1993 de la mano de Ninfa Fili. Ella es la tercera generación de heladeros. Su abuelo fundó una de las primeras heladerías de Salta, su padre tuvo heladería y desde los 19 años ella aprendió el oficio de su mano.

Durante varios años tuvo la reconocida heladería Via Veneto. Pero en 1993 decidió encarar el desafío de trabajar en un local propio con una heladería artesanal diferente. A pedido de su mamá, la bautizó Nino, que era el apodo de su papá, Antonio Fili. Hace aproximadamente 11 años se sumó al negocio Federico Kirschbaum, uno de sus tres hijos, quien es además Administrador de Empresas y artista plástico.

Ninfa recordó en diálogo con IN Salta que “los primeros pasos fueron difíciles, porque tuve que arrancar de cero con la clientela. La gente me conocía de cuando trabajaba con mi papá y de la otra heladería, pero cuando me instalé aquí nadie sabía que yo estaba detrás. Cuando los clientes comenzaron a identificar el negocio conmigo, me advirtieron y al nombre Nino le agregamos la frase: de Ninfa Fili”.

Con el paso del tiempo, el negocio se fue consolidando en una clientela muy fiel. “Pese a que la economía siempre tuvo altibajos, nosotros aquí no lo notamos”, aseguró la fundadora. Y agregó que “no sé porque, pero la gente siempre nos elige”. Su hijo Federico advirtió sin embargo que “aunque no cayó la cantidad de clientes, el negocio perdió rentabilidad en los últimos años”. Para justificar esta afirmación explicó que “nosotros
siempre conservamos la calidad de las materias primas, pero los costos se fueron por las nubes y no podemos trasladar esos costos al precio de venta al público. De allí la pérdida de rentabilidad”.

Consultado si influyó también la aparición de cadenas de heladerías como Grido y otras similares, Federico aseguró que “esas marcas sólo lograron es dividir el mercado. Tenés por un lado el helado industrial y por otro el helado artesanal. Y al que consume helado artesanal no le gusta el helado Industrial. Nuestra competencia son otras heladerías artesanales, no las industriales”, aseguró enfáticamente.

En su local de General Güemes y Adolfo Güemes, Nino ofrece a sus clientes una amplia oferta de productos; que van desde postres y copas heladas, a palitos helados bañados en chocolate y el tradicional helado en cucurucho. Para este último, cuentan con casi 60 sabores diferentes para elegir. “Tenemos de todo, pero la mayor parte de las ventas son de helado en cucurucho”, reconoció Ninfa.

Su hijo, detectó sin embargo, una nueva tendencia. “Cada vez hay más clientes que eligen nuestros helados para darle un toque gourmet a postres que ellos mismos elaboran. Por ejemplo, compran un kilo de helado de Crema Americana para comer con el brownie que hicieron en la casa; o Mousse de Maracuyá para acompañar alguna torta. Son clientes que ls gusta hacer postres elaborados, y nos eligen para acompañarlo”.

Otra particularidad de Nino es que, producto de un permanente trabajo de innovación, cuenta con varios sabores que son únicos en Salta. Federico mencionó como ejemplos los de Arroz con Leche, Limón con Jengibre, Chocotorta; o Chocolate con Frutos Rojos.

“Nuestros productos son 100% naturales y el proceso de producción ha cambiado muy poco a los últimos años. Siempre asistimos a capacitaciones para saber cuáles son las tendencias o hacia dónde va el mercado. Pero la forma de hacer el helado no ha cambiado en muchísimos años”, aportó la creadora del emprendimiento.

Cuando IN Salta consultó a Ninfa acerca del aporte que significó la incorporación de Federico al negocio, Federico se rió. Es que, si bien trabaja exclusivamente en la empresa desde hace 11 años, él asegura que “conozco el negocio desde chico. En mis vacaciones venía a trabajar, todos mis trabajos en la universidad eran acerca de una heladería, y cuando mis papás salían yo me quedaba a cargo”.

Ninfa reconoció sin embargo que su llegada a la conducción “nos sumó muchas cosas, porque la gente joven siempre viene con nuevas ideas. Él es muy creativo y se enfocó en la creación de nuevos sabores, el manejo de las redes sociales, la administración y hasta en la ambientación del local. Eso significó para mi entrar en una zona de confort, porque puedo confiar en lo que él hace”.

Ambos descartaron por ahora cualquier posibilidad de abrir un nuevo local o una sucursal. “Muchos clientes nos lo han pedido, pero aquí podemos garantizar que la calidad de nuestros productos, y la gente sabe que lo hacemos nosotros, que es helado fresco y de la
mejor calidad”, explicó Ninfa.

Al definir a sus clientes, Federico determinó cuatro categorías: “Están los que piden sólo los sabores de su infancia, esos que compraban desde que eran chiquitos. Después están los fieles, que solamente toman nuestro helado de dulce de leche. Después están los que toman el dulce de leche como base y van variando el segundo sabor. Y finalmente están los que se animan al desafío de probar nuevos sabores cada vez que vienen. Pero todos son clientes fieles de nuestra heladería”.

¿Cuál es el secreto de los helados de Nino?, consultó IN Salta. “El secreto es hacerlo con amor”, respondió Federico, quien agregó que “aunque parece una frase de libro de autoayuda, es verdad. Cada sabor, cada tipo de helado, está hecho como si fuera para uno mismo, para comerlo nosotros. Ese es el secreto del sabor”, concluyó.

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