El combustible ecológico 

(Por Hugo Rossi, presidente de Seaboard Alimentos y Energías Renovables) El gobernador Gustavo Sáenz estuvo reunido hace unos días con el presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, pidiéndole que se incluya la prórroga de esta Ley en las sesiones extraordinarias. Ha sido una acción muy importante y valiosa, con la cual el Gobernador ha demostrado que es su prioridad ocuparse del empleo de su gente, de la salud y del ambiente. Porque eso es la Ley de Biocombustibles: es empleo, es salud y es ambiente.

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La Ley de Biocombustibles promueve los cortes tanto en la nafta, como en el gasoil. En la nafta se corta con bioetanol, que puede ser de caña o de maíz, y en el gasoil se corta con biodiesel, que es a partir de la soja. En todos los casos es industrializar y agregar valor social a la ruralidad, promover empleos de calidad, en lugar de quedarnos con una economía primarizada, que exporta granos, azúcar.


Además, y esto es significativo para la economía del país todo, los biocombustibles permiten reemplazar importaciones de gasoil y de nafta, que implican salida de divisas, por producción y empleo local, con el plus de un fuerte beneficio en materia de salud y ambiente.

El impacto positivo del uso de biocombustibles está medido: genera 74% menos de emisión de gases efecto invernadero.  Pero no es solo eso, sino también el proceso, el ciclo completo de la producción. 

En Seaboard Energías Renovables y Alimentos, como está documentado en nuestro último Reporte de Sostenibilidad, calculamos nuestra huella de carbono y como empresa somos absorbedores netos de carbono. A la vez los productos que salen de nuestro Complejo Agroindustrial, tanto biocombustibles, como bioelectricidad, reemplazan productos que emiten gases de efecto invernadero, con lo cual es un balance absolutamente positivo para el ambiente.

Es claro que si se incrementa el corte en las naftas, como viene haciendo el mundo entero hasta niveles que no implican cambios en los vehículos, se incrementan estos beneficios.  Cuantos más biocombustibles se agreguen, es mejor para la salud. Hay un estudio de Harvard reciente, que habla de 8 millones de muertes por el uso de combustibles fósiles, por año.

Y en términos de precios al consumidor, en la Argentina los biocombustibles no pagan el impuesto a la transferencia de combustibles, ni el impuesto al carbono (por su efecto contaminante) que sí pagan los combustibles fósiles. Impuestos que en el surtidor se trasladan al consumidor.

Otra ventaja muy interesante tiene que ver con el octanaje. La nafta, como sale de la refinación del petróleo, tiene un octanaje muy bajo. Por eso siempre se le agregaron aditivos, antiguamente plomo, que se desterró hace años por sus efectos terriblemente nocivos para la salud.   El plomo se reemplazó por otros productos que también son químicos y son contaminantes, para levantarles el octanaje a la nafta “pura”. En cambio, el octanaje natural del bioetanol es de 116, o sea, que es un aditivo excelente porque le levanta mucho el octanaje, sin contaminar y con un producto natural y renovable.

La pregunta que cualquier persona con sentido común se haría luego de dicho todo esto es porqué hay tantas trabas para avanzar con la Ley de Biocombustibles. Bueno, porque hay intereses muy poderosos, como las petroleras, que quieren seguir con su negocio más allá de que, por ejemplo, en California van a prohibir los autos a nafta para el 2030, lo mismo que en Inglaterra. Estos son solo dos ejemplos, todo el mundo va en esa dirección, porque además los Estados ya han calculado los enormes gastos de salud que también traen aparejados. Es una cuestión social y también económica.

Y desde el punto de vista de las economías regionales, cuando terminó la Zafra 2020 y todavía estábamos con precios congelados desde hacía casi un año y medio, yo advertí que así éramos una empresa inviable. Afortunadamente el Gobierno nacional ahora empezó a hacer un sendero de crecimiento, si bien estamos lejos de igualar lo que aumento la nafta, pero por lo menos estamos empezando a salir.

Ahora, sin Ley, sin biocombustibles... el 70% de la caña nuestra va a biocombustible, o sea, si no tenemos eso somos inviables. El accionista invirtió fuertemente en estos desarrollos. Recordemos que esta Ley la promulgó Néstor Kirchner, la implementó Cristina Fernández de Kirchner y Mauricio Macri aumentó el corte del 10 al 12%. Es decir, pareciera que es una política de Estado... Y no es solamente Salta o el NOA. Le sumaria, Córdoba que tiene varias plantas de bioetanol de maíz y también sumaría a Santa Fe, que es la que más plantas de biodiesel tiene. 


En Santiago del Estero tuvieron que cerrar una planta de biodiesel; hay plantas también en la provincia de Buenos Aires, o sea, la Liga Bioenergéticas de Provincias, que son 10 provincias, ha hecho un proyecto de Ley como para después seguir con los biocombustibles para adelante. En el mejor interés de esas provincias y su gente, del país entero y de sus habitantes.

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