El primer vino de la Bodega de San Pedro de Yacochuya salió al mercado en 1995, tres años después de que el nuevo emprendimiento de Arnaldo Etchart realizó la primera cosecha. Fue un torrontés blanco, clásico de Cafayate, al que le siguió el tinto malbec con 10% de cabernet.
“En aquella época trabajamos con viñas de 1913 con unas uvas únicas; a partir de esa uva tenés el vino con las particularidades de la zona de dos mil metros de altura sobre el nivel del mar, con un clima muy desértico con lluvias de 250 mililitros y mucho sol, poca humedad, los suelos son pobres calcáreos con muchas piedras. La uva producto de esta región es de cáscara gruesa, lo que hace que se concentren en ella muchos elementos como lo son el color, aromas, taninos que en la boca se perciben en intensidad”, detalló a IN Salta, Pablo Etchart, tercera generación a cargo de la bodega.
En 1998 empezaron las obras de la nueva bodega en Yacochuya, que recibió la primera vendimia en febrero de 1999. Tres años más tarde, la bodega San Pedro de Yacochuya exportó su primer vino premium (Yacochuya M. Rolland, cosecha 1999), sin dejar de atender el mercado local.
Una propuesta integradora
“En el alto valle hay decenas de bodegas enormes y artesanales y cada una individualmente se esfuerza por mostrar sus productos de la mejor manera. Casi todas tienen un departamento de turismo y con muchísimo esfuerzo hemos logrado conformar una oferta enoturística muy importante y muy atractiva”, indicó el empresario.
En cuanto a San Pedro de Yacochuya estos esfuerzos se concentraron en su bodega. “El turismo es una materia en la que siempre hay que mejorar”, agregó.
El grupo turístico Yacochuya tiene sus particularidades que lo hacen único. El acceso es por un camino de ripio y como el transporte público no llega hasta el lugar, las personas que lo visitan conforman un turismo especializado en vino que sabe y exige más.
El Coquena
Es la continuación de este proyecto que hacia 2011 extendió sus planes a la finca de Tolombón. El concepto es ofrecer varietales jóvenes sin paso por barrica, más livianos, para consumo rápido y un público joven que empieza a tomar vino.
Aquellas viñas de 1913 siguen en producción, en plena cosecha y algunas viñas “nuevas” de 22 años vuelcan todo su esplendor en las 300 mil botellas que Yacochuya produce por año.
Los planes empresariales se extienden a otros horizontes y en Tolombón ya funciona la destilería que produce grapa, gin y whisky, bebidas que no están a la venta porque llevan su tiempo de añejado antes de llegar al mostrador.
En números
San Pedro de Yacochuya se encuentra a más de 2.000 msnm, siendo una de las vitiviniculturas más altas del mundo. En la finca hay 32 hectáreas, 4 de Cabernet Sauvignon, 1 de Tannat, 2 de Torrontés, 2 de Cabernet Franc y el resto de Malbec.
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