En diálogo con IN Salta, el presidente de la Cámara de Farmacias Francisco Puló Cornejo comentó ayer que “hay una caída bastante importante a nivel país que supera las 100 mil unidades. Salta acompañó este fenómeno, obviamente, pero con la diferencia de que no te podría precisar la cantidad exacta ya que disponemos de 42 mil unidades de productos para evaluar y es muy difícil. Claro que en porcentajes si se pudo evaluar esta caída y representa el 8% de las ventas totales en relación al año anterior”, detalló.
Puló observó con preocupación que esta caída no responde a una línea específica de medicinas, sino que el derrumbe es general. “La gente ha dejado de consumir en general, no en lo específico. Por ejemplo, los que vienen con recetas de tres medicamentos llevan uno o dos, pero no los tres. Nos consultan mucho y elijen ellos qué llevar para subsanar la urgencia”, lamentó.
“Es que los medicamentos han aumentado y a la gente no la acompaña el bolsillo y esto pega muy duro cuando hay un problema de salud. El aumento promedió el 50% en el plazo de un año, pero no fue igual. Hay antibióticos, medicamentos de primera marca, algunos medicamentos para la tensión que aumentaron más de 100% su valor y otros, como antibióticos de vieja generación, no aumentaron tanto”, comparó.
La medida perjudicó especialmente a aquellos salteños que no poseen obra social y que deben costear el valor completo de sus medicinas. “Es un grave problema que termina afectado a los que menos tienen porque en Salta la mitad de la población no tiene obra social y ese es el sector que más medicamentos ha dejado de consumir”, señaló.
Con respecto al segundo sector, también enfrenta dificultades, pues muchas farmacias dejaron de atender obras sociales por los retrasos en los pagos. “Desde hace años que venimos luchando con estos retrasos, tratando de cobrar las prestaciones en tiempo y forma, pero ahora con la alta inflación y la suba de precios nos vemos más perjudicados”, evaluó.
Por la crisis, muchas farmacias cerraron, otras vendieron su firma y cambiaron de dueños, mientras otras dejaron empleados y ahora son atendidas por sus propios dueños. “Es un problema de las farmacias locales, las grandes cadenas no tienen problemas porque no son grandes empleadores y se sustentan con fondos internacionales”, reclamó. En Salta hay 1.200 empleados de farmacias, que ahora enfrentan la incertidumbre de la continuidad de sus fuentes laborales.
“Antes era común ver en cada farmacia un cadete, un ayudante, otro que repone vidrieras, un promedio de siete por farmacia. Pero ahora eso ya se ve cada vez menos. Lo que se ve es el esfuerzo de las farmacias por salir adelante en medio de esta crisis”, concluyó.
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