Julio es uno de los mejores vendedores de autos de Salta. Inteligente y carismático, suele construir vínculos de largo plazo con sus clientes, que vuelven una y otra vez a buscarlo cuando van a cambiar su auto. Y él les retribuye buscando su amistad en las redes sociales, enviando saludos de cumpleaños y comentarios sobre sus éxitos personales. Desde el pasado 18 de marzo, él y todos los empleados de la concesionaria para la que trabaja están parados, sin poder trabajar “como siempre”. Pero Julio “le encontró la vuelta”. Grabó un video que publicó en su Facebook e Instagram, donde le cuenta a sus clientes que está trabajando desde casa, y que está disponible para consultas y presupuestos en su teléfono, que aparece en la imagen. Al final, remata con la frase que es todo un símbolo de este tiempo: “Por favor, quédate en casa”.
Así como Julio, muchos otros comercios salteños están buscando formas creativas y originales de estar activos. Aunque no todos pueden vender, muchos aprovechan para promocionar y darle visibilidad a sus productos, apostando a ser la primera opción de sus clientes el día que se levante la cuarentena.
Es el caso de Pablo, distribuidor de una reconocida marca de lubricantes, que aprovechó la cuarentena para reactivar contactos con la larguísima lista de clientes que fue conociendo (y agendando) a lo largo de los años. A pesar de que las ventas de combustibles cayeron hasta un 90% desde el inicio del aislamiento obligatorio, Pablo encontró que hay dos sectores que continuaron trabajando: la producción agropecuaria y el transporte de cargas.
“Ninguno está al 100% ni logré vender lo que es habitual, pero a partir de las llamadas que hice pude cerrar algunas operaciones que me dieron algo de aire en este momento tan difícil”, contó Pablo a IN Salta. Contó además que las respuestas de los clientes a sus llamados fueron muy positivas. “La gente está preocupada y necesita descargarse, que alguien los escuche. Estamos todos preocupados pero poder hablar con un par ayuda a bajar un poco la tensión”, aseguró.
El Tano estaba acostumbrado a tener su restaurante siempre lleno. Si no eran los salteños, los turistas se encargaban de completar una por una todas las mesas del local de calle Balcarce, a cuatro cuadras de la Estación de Trenes. Pero ahora no hay turistas y los salteños tienen que quedarse en su casa, y el Tano tiene un ejército de empleados en la cocina y de mozos en el salón a los que hay que seguir pagándoles el sueldo.
Entonces decidió hacer algo que nunca había hecho: apostó al delivery para no tener que cerrar y mandar a todo el personal en su casa sin generar un peso de ingresos. “No hay forma de mandar todos a casa sin quebrar”, reflexionó el empresario, quien contó que “los primeros días fueron muy malos y no vendimos casi nada. Pero los fines de semana se comenzó a mover un poco más, y gracias al boca a boca estamos cada día un poquito mejor. Igual estamos lejísimo de lo que sería la facturación con el restaurante abierto, pero por lo menos tenemos algo de movimiento”.
Así como Julio, Pablo y el Tano, otros emprendedores y negocios están volviendo a moverse, muy despacio, a la espera de que se levante la cuarentena. Atención a puertas cerradas para clientes “especiales”, campañas de posicionamiento en redes, y contacto uno por uno con los clientes se siguen multiplicando, mientras todos cruzan los dedos para que el próximo lunes el comercio salteño pueda recuperar, aunque sea en parte, la normalidad perdida.
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