El Tren a las Nubes cierra el 2025 con balance positivo y ya mira hacia la temporada 2026. Después de un año que calificaron como “muy bueno”, con más de 140 salidas y más de 45.000 pasajeros, la tradicional formación entrará en pausa para ajustes finales. El objetivo es tener todo listo para el martes 6 de enero cuando, coincidiendo con el Día de Reyes, el tramo por la Quebrada del Toro vuelva a recibir turistas y salteños.
Para el presidente del Directorio del Tren a las Nubes, Sebastián Vidal, la excursión ya es un ícono turístico que ubica a Salta en el radar del mundo. Cada vez que Argentina muestra sus atractivos, allí aparece el viaducto La Polvorilla, que a 4.220 metros de altura convierte a este circuito en uno de los trenes de pasajeros más altos del planeta. “Es un motivo de orgullo no sólo para Salta, sino para el país” señaló, convencido de que la tarea es seguir enalteciendo la experiencia, mantenerla vigente y reforzarla como destino preferencial.
Mantener ese nivel en un contexto económico como el actual no es fácil. El dólar fuerte complica la llegada de extranjeros y muchos argentinos con algún ahorro sueñan con cruzar la frontera. Sin embargo, el Tren resiste y se posiciona gracias a un trabajo articulado entre el sector público y el privado: más de 500 agencias que lo comercializan, y hay una presencia activa en ferias internacionales, donde se siembra para el futuro. Este año estuvieron en París, Italia y Londres, presentando esta postal salteña a mercados que planifican viajes con mucha anticipación, lo que significa que los resultados de esta movida se sentirán hacia fines de 2026 y 2027.
¿Y cuál es el secreto de su vigencia? Según Sebastián, la clave está en trabajar y no descansar: mantener la formación, sostener el servicio, cuidar cada detalle y sumarle todo el valor que aporta la Puna salteña. Porque no es sólo el recorrido ferroviario: es la historia, la gastronomía, la gente, los parajes, las tradiciones y ese paisaje que enamora, desde Campo Quijano hasta San Antonio de los Cobres. Un producto noble, construido por generaciones de técnicos, trabajadores y pobladores, que hoy sigue brillando gracias a ese esfuerzo conjunto.
El mensaje final es para los salteños: “El 6 de enero volvemos. Esperamos que nos acompañen”. Para quienes nunca lo hicieron, es momento de agendarlo. Y para quienes ya lo vivieron, siempre es una buena excusa repetirlo. Porque el Tren a las Nubes no es sólo una excursión: es parte de nuestra identidad y una experiencia que nos recuerda, a 4.220 metros, lo alto que puede estar el orgullo salteño.
Tu opinión enriquece este artículo: