Hace seis años, Alina Naira Varela Pantaleón no tenía el ánimo de celebración que hoy la ilumina y que contagia a su alrededor. En ese entonces, sin trabajo y sin perspectivas laborales concretas, agarró el poco dinero que le quedaba y -alentada por su marido- tomó una decisión arriesgada: compró moldes de pastas y consiguió insumos al fiado de un almacenero amigo para comenzar a fabricar pastas.
"Con la plata que nos había quedado compramos unos moldes y el señor de la despensa de la vuelta nos fió la harina y unas espinacas”, recuerda con mucha emoción los humildes inicios que la hicieron grande.
Así fue como nació El Árbol Pastas Ricas, empresa que hoy emplea a una decena de personas y ya es la favorita de varios restaurantes de la ciudad. Este emprendimiento familiar también abre sus puertas de martes a domingo en Las Tipas esquina Los Inciensos, en el barrio Tres Cerritos de la Ciudad de Salta.
En el trayecto, el crédito ProMujer les dio el impulso necesario para construir la empresa y darle los fundamentos de inversión con los que no contaban en sus inicios.
“Esta fue en realidad la primera inversión en serio de la empresa; porque si bien algunos dicen que comienzan desde cero, nosotros comenzamos en menos uno, con los números en rojo. Con el crédito pudimos comprar máquinas para poder llegar a la producción que nos pedían” recordó.
Naira agradece esta confianza depositada en sus ganas de hacer y emprender, sorteando grandes dificultades que no lograron desanimarla en su sueño.
El momento más álgido tal vez haya sido un grave accidente laboral que sufrió estando embarazada de nueve semanas. Habían comprado una máquina raviolera industrial, la venta superaba su capacidad de producción y las jornadas de trabajo eran extenuantes. Estos factores se conjugaron el día trágico en el que la futura mamá sufrió la amputación de un dedo. Fue este un llamado de atención, un momento crítico en el que El Árbol frenó su producción para replantearse la estrategia y volver con más fuerza.
Esta tenacidad fue reconocida por la Fundación del Banco Citi junto al diario La Nación, quienes otorgaron a Naira el premio PROPULSAR a la microempresa.
"Recibir este reconocimiento es una caricia al corazón. Ser emprendedor es la tarea más hermosa y exigente que puede existir, y cuando nos enteramos no lo podía creer. El Árbol nos proporciona el sustento para toda la familia y es algo maravilloso".
Lo que viene de ahora en más es apostar al crecimiento, seguir poniendo en la mesa de los salteños los ravioles de calabaza, muzzarella y nuez, que ya tienen sus fanáticos; y otros nuevos como espinaca y seso que ya se abren paso en los paladares de los que saben comer bien. Este premio, les permitirá ampliar la gama de productos, y mejorar la experiencia de sus clientes. Su meta es ambiciosa pero no inalcanzable: instalar una fábrica en el Parque Industrial de Salta y constituirse en un referente en el rubro de las pastas.
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