María Celeste Rodas Tizon no es “normal” (según asegura ella misma). No lo es ahora y tampoco lo era antes, cuando a los nueve años decidió que se pagaría ella misma la cuota del colegio ayudando a sus padres en la panadería que tenían. Tampoco lo fue cuando sus compañeros y compañeras de facultad agarraban los trajes y tacones altos para ingresar al mundo ejecutivo mientras ella, en pijamas, prefería tejer y vender bufandas.
Sin embargo, sus años de estudios le permitieron ejercer una profesión acorde que le garantizó una fuente de ingresos fija y un trabajo estable. Su talento para la enseñanza del idioma inglés le abrió las puertas de una empresa norteamericana, pero María no era feliz. Aquella niñita tejedora, emprendedora y autosustentable la miraba ansiosa desde su interior buscando emerger y, cuando eso sucede, no hay otra opción que saltar.
“Tenía terror. Sabía lo que tenía que hacer, pero tenía mucho miedo de hacerlo. En enero de 2017 yo me sentía incómoda porque no estaba haciendo lo que quería, pero no encontraba el valor para renunciar. Sentía que tener un trabajo fijo era lo correcto y abandonar esa comodidad no me parecía bien”, recordó.
Pero el salto finalmente tuvo lugar y así nació María C. Tejidos, un emprendimiento que en realidad siempre estuvo presente en la vida de María, solo que ahora, en lugar de hacerlo como un hobby en sus momentos de ocio, serían su principal actividad. Mucho ayudó su excelente manejo de las redes sociales y una empatía sincera con sus clientes y seguidores.
Hoy no sólo es su principal sustento, sino que por sus talleres pasan otras amantes del tejido, muchas de las cuales hoy son emprendedoras de su propio proyecto.
Buscá sus productos en Instagram como @mariacknits.
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