De Buenos Aires a Nueva York en bicicleta: el loco que llegó a Salta para concientizar sobre el Parkinson

Alejandro Cárcano (57) fue diagnosticado con Parkinson y, lejos de desanimarse, decidió transformar su historia en una campaña global. Con la iniciativa “Moverme me hace avanzar, acompañame”, recorrió América en bicicleta. Llegó a Salta de la mano de OSDE.

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Ex camionero y ciclista amateur, Alejandro Cárcano tomó una decisión que cambió su vida: unir Buenos Aires con Nueva York pedaleando. Y la semana pasada estuvo en Salta para contarlo de la mano de OSDE.

Hasta el momento del diagnóstico, una gran pasión era el ciclismo, pero no lograba profesionalizarse. “La bici…la bici es mi vida, mi compañera. Yo reconozco que soy temperamental, pero el diagnóstico de la enfermedad me dio el impulso para tomar las cosas con otra óptica y supe que debía usarla para dar visibilidad y voz a los que tienen esta enfermedad”, compartió con IN Salta.

Con ese impulso, partió con lo mínimo indispensable en su bicicleta a esta travesía. En promedio, pedaleó 200 kilómetros diarios durante 9 horas. En el trayecto encontró aliados, compañeros de dos ruedas (solo cuatro) y muchos otros que lo alentaron. Durmió en estaciones de servicio, cruzó con mucho esfuerzo el Paso de Jama, padeció Fiebre Amarilla y estuvo demorado en la selva.

“Entraba a un taller, mostraba mi credencial donde explicaba lo que estaba haciendo, y la gente me daba una mano. En una petrolera en Corpus Christi, un mexicano me miró y me dijo: ‘¿Vos venís de Argentina en bicicleta? Entonces tomá, esto es para vos’. Me ayudó.  Esas cosas me emocionan porque muestran que la gente entiende el mensaje y que aún hay gente buena”, relata.

También lo sorprendieron las diferencias culturales. “En Estados Unidos todos tienen auto, no existen paradas de colectivo, no hay sillas para sentarse en las estaciones de servicio. Y casi nadie anda en bicicleta. Yo aparecía en medio de la interestatal y no lo podían creer. Algunos se reían, otros me daban dinero, todos querían saber qué hacía ahí”, recordó entre risas. Finalmente, llegó a la meta, y en Nueva York hubo baile y celebración. Alejandro lo había logrado, y el Parkinson no impidió que llegara a destino, aún cuando se quedó sin su medicina.

En el lugar, los fondos fueron insuficientes, pero el sueño estaba cumplido. Tan solo por cuestiones presupuestarias no pudo quedarse al encuentro que le propuso Michael Fox a través de su fundación. Sin embargo, el contacto quedó hecho y Alejandro está en comunicación con su personal. El dinero recaudado por esta aventura se destinará a INDEPAR Argentina, la asociación civil sin fines de lucro que él mismo fundó tras recibir su diagnóstico.

Según la OMS, unas 100.000 personas en Argentina y 10 millones en el mundo conviven con Parkinson. Cada paciente gasta en promedio unos 2.500 dólares anuales en medicación, lo que hace que la investigación de nuevas terapias sea crucial.

“Hoy no existe una cura, pero sí podemos trabajar para atrasar los síntomas. Por eso es tan importante invertir en ciencia. Si el día de mañana logramos que las células madre se conviertan en dopamina y frenen la degeneración, habremos cambiado la historia de la enfermedad”, subraya.

El ejercicio como medicina

Más allá de la recaudación y la visibilidad, Cárcano insiste en un mensaje personal que se volvió colectivo: el movimiento ayuda a enfrentar la enfermedad. “El ejercicio es mi mejor medicina. Moverse no cura, pero ayuda a retrasar los síntomas y a mantener la mente activa. Yo elijo pedalear, otros pueden bailar, tocar la guitarra o caminar; lo importante es no quedarse quieto”, señala.

Y agrega: “Yo tengo Parkinson, sí. Arrastro una pierna, a veces la mano no me responde, pero mientras pueda subirme a la bici voy a seguir. Porque moverme me hace avanzar, y no pienso parar”.

La ruta hacia el norte

La travesía incluyó Argentina, Chile, Perú, Ecuador, Colombia, Costa Rica, Nicaragua, Honduras, El Salvador, Guatemala y México. En Estados Unidos, su itinerario pasa por Orlando, Savannah, Charleston, Washington D.C. y finalmente Nueva York.

En cada ciudad, Alejandro conectó con comunidades de ciclistas, asociaciones de pacientes y centros de investigación. “Cuando alguien con Parkinson me da la mano y me dice: ‘yo también puedo intentarlo’, ahí siento que todo vale la pena. Ese es el verdadero objetivo: demostrar que siempre se puede avanzar, aunque sea de a poco”.

Más info y donaciones: www.indepar.ar.

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