IN Salta: ¿Qué análisis hace de la actual coyuntura nacional?
Sergio Berensztein: Estamos en un contexto muy complejo económico y social, donde yo creo que la política tiene la responsabilidad de definir una agenda de temas para discutir en estas elecciones, que tenga que ver con las necesidades y prioridades de la sociedad. Vivimos en una Argentina con muy alta inflación, con una pobreza récord, con pocas oportunidades de empleo. Esos son los temas de fondo que la política está obligada hoy a debatir. Esto implica no sólo discutir los qué, sino también los cómo se implementan políticas públicas que hagan la diferencia. Uno entiende que en un contexto complejo como este sea necesario implementar políticas de corto plazo para sacar a la sociedad de las urgencias. Pero eso no puede ser permanente.
¿Pero la política entiende esa necesidad?
Si la política sólo apunta a lo urgente y no debate lo importante nunca salimos; es un círculo vicioso. Y así pasan cosas como que a tu mercado lo rebajaron a una categoría que se llama Standalone, que significa que ningún fondo importante del mundo puede invertir “legalmente” en Argentina porque es un país donde no hay reglas. Eso es lo que te genera la pobreza. Lo preocupante es que el país tiene un potencial extraordinario. Aquí tenemos todas las oportunidades para el desarrollo y nos empeñamos lamentablemente en no aprovecharlas. Entonces insisto en que hacen falta acuerdos sobre reglas básicas que hay que mantener independientemente de quien gobierna.
La más importante es comprometerse a bajar la inflación, a no tener un déficit fiscal alto y a financiarlo formalmente y no con inflación. La inflación es un problema político y no solamente económico. Es una decisión de los políticos de financiar gasto espurio a espaldas de la gente. En todo el mundo bajó la inflación excepto en Venezuela, Argentina y un par de países más. Si seguimos evitando usar las soluciones que todo el mundo utilizó, sonamos.
Este año la economía arrancó mucho mejor que en 2020, hasta que llegó la segunda ola. ¿Qué puede pasar a futuro?
El año arrancó mejor porque habíamos caído un montón. Pero todos sabíamos que, aunque nos fuera bien no íbamos a recuperar el 10% de caída que tuvimos el año pasado. Lamentablemente, al no haber vacunado en tiempo y forma retrasamos la recuperación económica. Y el responsable de esto es el Gobierno nacional. Es horrible decirlo, pero es así. El Gobierno se quedó lamentablemente frenado, bloqueado por su propia torpeza.
¿Vos decís que hubo negligencia del Gobierno? Porque ellos dicen que no había vacunas en el mundo
Vos podés decir: Yo firmé el contrato, y estoy en la lista de espera. Pero primero hay que firmar el contrato. Si no nunca vas a estar en la lista de espera. Yo creo que hubo ineptitud, hubo ideología, hubo caprichos, hubo politiquería, hubo de todo. Y creo que la saga de las vacunas permite ver de forma intensa, comprimida, mucho del disfuncionamiento de la política argentina, incluyendo la discrecionalidad del Poder Ejecutivo.
¿Y qué escenario percibís?
El rebote fuerte de la Argentina se dio en gran parte por el alto precio de los commodities, es decir, fue un shock externo positivo que nos permitió recuperarnos. Eso alentó un poco el consumo, pero no es un crecimiento sustentable. La tasa de inversión sigue siendo baja; el salario real se sigue deteriorando por la inflación. Como todo esto no es muy sustentable, los empresarios tienen imprevisibilidad en las reglas. Y a eso el Gobierno le agregó más imprevisibilidad con el conflicto de la carne. Lo que pasó con la carne es insólito. Se trata de un sector que había ganado mercados, había recuperados cabezas de ganado en poco tiempo, había invertido en tecnología y estaba a punto de protagonizar una historia de éxito… y le pegaron un mazazo en la cabeza. Es inentendible. Si vos realmente querés hacer las cosas mal a propósito, no las hacés tan mal.
¿Qué mirada tenés respecto del resultado de las elecciones?
Es muy prematuro. En muchas provincias lo que vemos es que los incumbentes, es decir los que están gobernando, tienen obviamente ventaja. Es como que hay números puestos. En principio, en la elección para diputados nacionales el resultado que percibimos es de relativa paridad, y que no va a cambiar mucho el balance de poder en el Congreso. Pero ojo que todavía no tenemos idea de quienes van a ser los candidatos. Tampoco sabemos si las terceras fuerzas van a hacer o no la diferencia. ¿Cómo estará la economía en noviembre? Dios sabrá. ¿Y la pandemia? Hay que esperar. Con estos interrogantes tan significativos, no tenemos ni idea cómo va a votar la gente.
O sea que empezamos el año con mucha incertidumbre, y a julio seguimos con muchas incertidumbres...
Sí, pero lo malo es que la política, que debería acotar la incertidumbre, agranda las incertidumbres hasta el infinito.
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