La reunión se dio en el marco del diálogo internacional del grupo de afinidad y tuvo como propósito abordar el último de los ejes: la inclusión de la mujer rural. Este encuentro contó con la participación de Susana Balbo, Chair del W20; Lara Blanco, Deputy de la Directora Regional de ONU Mujeres y Jorge Werthein, Co.Chair del eje y Director General del IICA (Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura). Además, participaron representantes del Banco Mundial y de la FAO; y Santiago Hardie, secretario de Agricultura Familiar y Desarrollo Territorial del Ministerio de Agroindustria de la Nación.
Con la redacción del comunicado de esta mesa redonda el W20 finalizó el trabajo que se viene realizando junto a delegadas, expertos, líderes de los sectores público y privado y representantes de la sociedad civil a través del diálogo y la evaluación de las principales problemáticas que las mujeres enfrentan y que profundizan la brecha de género. Susana Balbo festejó el consenso alcanzado y remarcó que “el compromiso de las delegadas que representan a los países en todas sus diversidades enriqueció nuestro trabajo. El desarrollo de la mujer rural es la primera vez que se aborda en el marco del W20 y estamos seguras de que tendrá un gran impacto en las agendas de los grupos de trabajo del G20”.
De la mesa de trabajo participaron representantes de todos los sectores, tanto de organizaciones nacionales como internacionales. Carolina Bravo, gerente de Asuntos Corporativos de Massalín Particulares, puso énfasis en la importancia de trabajar en la educación. “La capacitación es el camino para empoderar a la mujer rural y así mejorar sus condiciones de vida y las de su entorno”, y comentó sobre los diversos programas que la compañía, junto con la Asociación Conciencia, llevan adelante para empoderar mujeres en las zonas de producción tabacalera. En la misma línea, se expresó Patricia Tatto, delegada del W20 y Presidente de la organización Mujeres en Energías Renovables México, quien bregó por “lograr que las mujeres rurales tengan acceso a la educación y a la energía como servicios básicos; trabajar ayudándoles a insertarse en las actividades económicas, dotándolas de las herramientas necesarias para su desarrollo” .
Las recomendaciones a las que se arribaron con el objetivo de presentarlas ante los líderes del G20 en el Summit que se realizará en octubre en la ciudad de Buenos Aires, serán publicadas en una semana y giran entorno de asegurar el acceso de las mujeres rurales a los factores productivos, promover la inversión en infraestructura y en servicios básicos como la educación, la salud integral y condiciones sanitarias. Además, como ha sucedido en todas las otras instancias del diálogo, se reforzó el pedido a los gobiernos de generar, analizar y hacer uso de datos desagregados por sexo con el fin de generar diagnósticos certeros sobre la realidad de la mujer en los distintos ámbitos trabajados.
A pesar de que las mujeres y niñas rurales representan más de una cuarta parte de la población mundial, los indicadores de género y desarrollo revelan que, globalmente, las mujeres rurales están en desventaja en comparación con los hombres rurales y las mujeres urbanas. La falta de acceso a la tierra, los recursos productivos, la infraestructura, los caminos, la conectividad, el agua potable, la educación, la salud y la justicia les afectan de manera muy desproporcionada.
Es imperativo garantizar que se tengan en cuenta sus necesidades para lo que resulta fundamental que estas mujeres sean parte de la toma de decisiones en lo que refiere a su inclusión.
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