A pesar de enfrentar desafíos climáticos que impactaron la floración, la calidad general de la cosecha fue óptima, aseguran desde la bodega.
El equipo técnico conformado por Ignacio Figueroa, Francisco “Paco” Puga y Joaquín Ramírez concluyeron que esta vendimia se destacó por una excepcional concentración en los vinos tintos, acompañada de una estructura notable, mientras que los vinos blancos exhibieron una acidez fresca y equilibrada.
Esto es porque el invierno del 2023 se caracterizó por la ausencia del frío habitual, lo que adelantó la llegada de la primavera y aceleró el proceso de brotación y desarrollo fisiológico de las plantas.
En El Porvenir se experimentaron condiciones climáticas adversas, caracterizadas por vientos cálidos intercalados de fríos, lo cual impactó en la floración a finales de noviembre y principios de diciembre.
Incluso enero registró bajas precipitaciones, lo cual resultó beneficioso para las variedades blancas, como Chardonnay, Semillón, Marsanne y Roussanne. Las mismas adelantaron su ciclo de maduración, manteniendo un estado sanitario óptimo.
Durante febrero y marzo, se registraron días frescos provocados por precipitaciones, lo que contribuyó a una madurez fisiológica más equilibrada en variedades tintas. La madurez polifenólica lenta aportada por las lluvias en esta época dio como resultado un buen equilibrio entre azúcar y acidez augurando una excelente calidad en las uvas con un buen perfil aromático y el resultado que todos conocemos con los vinos de la marca.
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