Música y ciencia: explorando los efectos de las ondas sonoras en el cerebro (investigación)

Varios son los beneficios de escuchar música: sana, puede provocar mejoras a nivel cerebral, cardíaco, físico, psicológico y espiritual. En esta nota podés conocer más sobre el tema.

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La neuropsicología nos dice que la música es una de las mejores herramientas poderosas para ejercitar nuestro cerebro durante el proceso del envejecimiento, bien sea escuchándola o tocando un instrumento, según Rober Griffith. Los investigadores han demostrado como el cerebro responde ante el estímulo de las notas musicales reduciendo los niveles de cortisol (la hormona del estrés) y liberando los niveles de endorfinas (hormonas del placer), mejorando la presión arterial, aumentando la calidad del sueño, la atención visual, el estado del ánimo y la memoria. 

Aún queda mucho por descubrir, pero de momento todo lo que se asocia a la música con el cerebro se está incluyendo en las terapias de rehabilitación en pacientes con problemas neurológicos.

Partes del cerebro que se activan con la música

La neuropsicología ha revelado en sus investigaciones cómo la música activa distintas zonas de la corteza cerebral. Por ejemplo en los niños, la terapia con música se usa para estimular la comunicación y la expresión, sin tener en cuenta características singulares de los niños, como sería el sexo y la cultura.

Las zonas del cerebro activadas por la música implican los dos hemisferios cerebrales generando una conexión entre ambos. Cada hemisferio tiene desarrollada una especialidad, aunque a su vez, gracias a su plasticidad neuronal, puede perfectamente adquirir nuevas habilidades propias del hemisferio contrario. El hemisferio izquierdo se ocupa del razonamiento, el análisis lógico de los números y del lenguaje. El hemisferio derecho, sin embargo, tiene desarrollada las funciones relacionadas con la imaginación, la creatividad y la intuición.

La música tiene la capacidad de activar ambos hemisferios de la corteza generando un flujo de conexiones neuronales a través de las estructuras profundas del cerebro denominada cuerpo calloso. La parte derecha promueve la imaginación estimulando las emociones, mientras que la parte izquierda organiza la información para darle la coherencia de forma lógica, permitiéndole comprender la obra musical, haciendo sobre todo énfasis en lo racional. Esta parte racional e imaginativa también conecta con los fenómenos culturales que provocan los artistas y sus ritmos.

El ensayo de Selena Quintanilla es un ejemplo de cómo una sola artista puede conmover a millones de personas en todo un continente generándoles el mismo sentimiento.

La música induce a estados de ánimos de felicidad, nostalgia, alegría, tristeza a través de la transformación de nuestras sustancias químicas cerebrales. Promueve la creatividad y puede ser una herramienta de escritura útil. Un gran aporte a la ciencia para tener en cuenta el papel de la música en la rehabilitación mental y física de las personas, como sucede con la musicoterapia.

Ahora, la musicoterapia es una terapia que forma parte del estudio de la ciencia en la psicología. Esta terapia busca estimular los procesos emocionales, cognitivos y fisiológicos que permiten influir sobre el deterioro del sistema nervioso. Al menos, las investigaciones más recientes, lo han podido demostrar con tratamientos a personas con accidentes cerebrovasculares, trastornos neurológicos, demencias e infantes con capacidades diversas, entre otros.

Además, también está relacionado con el alivio de la ansiedad, la depresión y el estrés. Por ejemplo, la música tiene un efecto significativo en el estrés. La música actúa como un relajante al disminuir la hormona del cortisol, la cual está relacionada con los momentos de estrés.

En un estudio reciente se demostró la conexión directa entre la disminución del cortisol con la música en pacientes pediátricos. El ensayo se realizó con una muestra poblacional de 40 niños/as de 3 a 10 años, los científicos de la universidad de Alberta en Canadá, descubrieron que los niños que recibían tratamiento por vía intravenosa mientras escuchaban música relajante sentían menos dolor y angustia frente al grupo de control que no escuchaban nada”, según la Asociación Americana de Psicología, APA.

En otro estudio, se pudo relacionar la música clásica con otras mejoras, como un nivel mayor de atención visual en los pacientes con accidentes cerebrovasculares. En el estudio se usaron dos variables de control para comparar los resultados: el silencio y los sonidos no musicales arrojando resultados muy significativos, tales como que el silencio no es el mejor aliado para mejorar la atención visual.

Además, la música tiene un impacto en el estado de ánimo afectando directa y positivamente a la frecuencia cardíaca coronaria. Así lo han revelado diversos estudios que reúnen más de 1000 pacientes como participantes, con resultados que implican una reducción en la frecuencia cardíaca, y los trastornos del estado de ansiedad de pacientes con enfermedades del corazón.

La música también ayuda a mejorar el rendimiento físico. Hay estudios de principios del siglo XX que registran como los deportistas de élite mejoraron su rendimiento con la música y usaban un 8% menos de oxígeno mientras hacían deporte. La explicación se debe a que el cerebro cambia el foco de atención centrándose en las sensaciones producidas por el estímulo musical, olvidando el dolor y el cansancio físico.

Conclusión

La música es una herramienta poderosa que tenemos a nuestro alcance pero que lastimosamente no se nos ha educado para usarla como es debido o como mínimo prestarle la atención adecuada para momentos claves.

Está demostrado que no solo anima y une a la gente, crea cultura y hace mover a un solo ritmo a toda una comunidad, sino que también es sanadora, puede provocar mejoras a nivel cerebral, cardíaco, físico, psicológico y espiritual. De modo que es hora de usar estás investigaciones a nuestro favor y empezar a escuchar música que nos estimule en el momento en que lo necesitemos.

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