A los 93 años dejaba de existir luego de estar un par de meses muy enfermo, Vicente Fili, emprendedor de familia italiana, dedicado al trabajo desde muy pequeño, generoso hasta con quienes se disputaba clientes. Así lo contó Helio Morgado, dueño de heladería Il Cavallino en su perfil de Facebook, un hombre más joven, que supo de la generosidad de Fili, a poco de instalarse en Salta con su familia e inaugurar su emprendimiento allá por 1986.
Ante la partida de Vicente, Helio escribió: “Hoy en Salta es un día muy triste, un amigo, un hombre justo dejó este plano, los que hemos cruzado su camino en algún momento de la vida, tuvimos el placer de sentir su calidez y calidad humana. En nosotros ha dejado huellas imposibles de borrar, jamás olvidamos tu generosidad. Siendo ambos del mismo rubro y a dos cuadras de distancia, en una oportunidad tuvimos un contratiempo, se nos rompió una fabricadora de helados, lo que nos obligaba a cerrar en plena temporada, siendo competencia recurrimos a ti y con total desinterés nos facilitaste una fabricadora."
Además, agregó: "No te recordamos solo por esto, lo hacemos en memoria de tantos abrazos que hemos compartido con incondicional y absoluto afecto. Has dejado sembrado un camino y una maravillosa familia que continúa tu tarea... vives en el hermoso recuerdo de quienes te mantenemos en la solidez de nuestros sentimientos. Amigo Vicente Fili... jamás te olvidaremos, siempre en nuestro corazón".
Cuenta Diego Morgado, hijo de Helio, que las familias nunca se sientieron competencia, desde el principio fueron colegas, si hasta se hacían bromas cuando llovía, responsabilizándose uno a otro sobre el mal día para la venta. Los fanáticos de cada heladería se sorprenderán al saber que los Morgado suelen ir a tomar helado de dulce de leche a Fili y que don Vicente cada tanto pedía a Il Cavallino que le manden a la casa, helado de crema. “Son muy buena gente, de las de antes“, dice Diego, “realmente nos deseábamos lo mejor, inclusive en el trabajo“.
Don Vicente ya no está pero lo trascienden su generosidad y un helado de dulce de leche para el que existe una fórmula secreta que hoy solo conoce su hijo Angel. Nadie, ni sus empleados, ni su esposa, conocen las cantidades ni el proceso para llegar a ese sabor único.
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