La noticia cayó como una bomba. En el Boletín Oficial de ayer se publicó el decreto 333/2017, que prohibió por cinco años la importación de indumentaria y productos textiles usados. En los considerando de la norma, el Gobierno nacional consideró que la importación de estos productos “suponen un riesgo para la salud y la seguridad pública y el medio ambiente en general”; y establece como única excepción los casos de donaciones, aunque con un "adecuado control sanitario, de la higiene y seguridad de los diversos productos que ingresan al país". En ausencia del presidente, que se encuentra de gira en China, el decreto lleva la firma de la vicepresidenta Gabriela Michetti; del jefe de Gabinete, Marcos Peña y del ministro de la Producción, Francisco Cabrera.
Ayer en los mercados y ferias americanas de Salta, todo era incertidumbre. Lo mismo ocurría en el comercio establecido, que no alcanzaba a comprender el impacto que podrá tener esta noticia en sus propios comercios. El presidente de la Cámara de Comercio e Industria de Salta, Rubén Barrios, puso un poco de claridad en el tema. “Las importaciones de ropa usada están prohibidas desde la década del ’90. El decreto que se publicó hoy (por ayer) en realidad lo que hace es prorrogar por otros cinco años la prohibición”, explicó a IN Salta el dirigente, quien confirmó que “toda la ropa usada que se vende en las ferias americanas es contrabando. Quizás una parte puede haber entrado al país como donación, pero termina en las ferias”.
Barrios destacó sin embargo que “en los últimos meses hemos notado que Gendarmería, la Policía Federal y otras fuerzas se han puesto más estrictas en los controles de ruta y en el decomiso de esa mercadería. En algún momento se hizo la vista gorda al contrabando por la situación social, pero sabemos que ahora hay mayor despliegue y control en la frontera, y eso se nota. Es que junto con el contrabando de ropa entra también droga; y eso es gravísimo”, advirtió.
Las ferias americanas que proliferan en toda la provincia se nutren básicamente de ropa usada importada en algunos casos desde Bolivia y en otros que llega desde Buenos Aires. El crecimiento de este sector había obligado en 2011 a dictar una ley provincial para regular la actividad, la 7700. Si bien esa norma sirvió para brindar mayor seguridad a los consumidores y generó ingresos al fisco a partir del “blanqueo” de su funcionamiento; no alcanzó para controlarlas.
Por el contrario, de acuerdo a un informe de CAME (Confederación Argentina de la Mediana Empresa), el crecimiento de las ferias americanas no tuvo freno en los últimos años. Según ese documento, el año pasado funcionaban sólo en la Capital 59 establecimientos de ese tipo, lo que situó a Salta en el puesto 6 del ranking de ciudades con más ferias de este tipo en el país; y primera en el NOA detrás de Tucumán y Jujuy. El informe indicaba también que había en la ciudad 2.590 puestos.
Pero mientras algunos veían preocupación y angustia, otros identificaban la oportunidad. Algunos comentarios de la noticia en distintos portales y en Facebook señalaban que “no hay que preocuparse, porque como ahora no va a entrar ropa usada importada, vamos a tener que producirla nosotros”; y no faltaban quienes señalaban la noticia como una enorme oportunidad para las numerosas fábricas sociales dedicadas a la producción textil que se abrieron en los últimos años.
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