Aprender nuevas formas de trabajo y hacerlo en nuevos espacios es una de las principales herramientas que está dejando la cuarentena a raíz del COVID-19. Los espacios de coworking aparecieron mucho antes, con un abanico de ventajas por sobre las oficinas individuales pero, sin embargo, ante la posibilidad de restablecer paulatinamente los emprendimientos particulares, vuelven a ocupar un buen lugar entre las opciones de quienes buscan una oficina. La impronta de un espacio coworking es brindar un lugar lleno de posibilidades, capaz de contener una infinidad de individuos y grupos de personas listas para crear y romper barreras.
Este concepto es amigable y de avanzada, en términos de lo vivido durante la pandemia. Teniendo en cuenta que, al pasar por esta situación que nos remite a ajustes, la comunidad emprendedora y profesional se dio cuenta que se puede hacer eficiencia de recursos achicando espacios físicos, con la posibilidad de realizar networking y ampliando horizontes de negocios.
Agustín Isasmendi es titular de Nuevas Energías (@nuevasemergias en IG), una empresa del rubro de la construcción, que tiene una profunda mirada en la sustentabilidad. Junto con su equipo, conformado por 4 personas, alquilaron una oficina en La Cantera Workspace, un espacio de coworking inaugurado a fines de 2019 (IG @lacanteraworkspace).
“¿Cómo tomé la decisión de estar en un coworking? Principalmente porque venía de un esquema parecido, una oficina que alquilábamos con varios amigos, donde cada uno tenía su espacio y compartíamos sala de reuniones, cocina y espacios comunes. Ese contrato se venció y salí a buscar nuevas opciones, pero la mayoría son lugares a los que hay que remodelar y acondicionar para los requerimientos de uno. Así conocí a La Cantera”, relató. “Me pareció genial el concepto de trabajo y el modelo de negocios así que me animé a sumarme, en mi caso, con una oficina dentro del coworking”.
Las ventajas
Para un empresario que viene de trabajar en un espacio individual, el cambio podía resultar fuerte. Sin embargo, Agustín remarcó su sorpresa al ver “que tanta gente se prendiera en el concepto y que hubiera tanto movimiento en tan poco tiempo. Me sorprendió la cantidad y variedad de gente y eso es lo que más me gusta”, remarcó. “Me gusta compartir un espacio, que haya movimiento, que tenga vida. Encontrarme con otra gente, saber qué hacen, conectarte laboralmente con distintos rubros y edades, realmente me sorprendió para bien”.
Con respecto a las edades, es algo que Agustín también encontró como ventaja: “En un principio tuve miedo de sentirme ‘sapo de otro pozo’, porque tengo 41 años. Pero hay gente de todas las edades y eso es justamente lo que hace más rica la participación: el hecho de nutrirse de otras experiencias y otros modos de trabajo”.
Por otro lado, una de las principales ventajas de los espacios colaborativos de trabajo es el cuidado del ambiente. Como especialista en la temática, Agustín resaltó: “Está claro que en todos los ámbitos y escalas, desde las viviendas familiares hasta los coworking, la tendencia es compartir servicios y funcionalidades que ayuda a la menor generación de residuos, logística y ahorro energético. Si te transportas menos, generas una menor huella de carbono; tampoco es lo mismo calefaccionar o refrigerar un lugar para más gente y que está diseñado para eso, que lugares individuales.
A su vez, al analizar y repensar el escenario actual, es clara la ventaja económica que tienen estos nuevos espacios respecto de la modalidad tradicional de un alquiler (gastos de inicio, mobiliario, contratación e instalación de servicios básicos, sueldos y aportes previsionales de una recepcionista, entre otros). El espacio de coworking se postula como la opción más práctica, que se ajusta a las necesidades actuales de las comunidades emprendedoras y profesionales sobre el concepto de aggiornamiento y reestructuración en función de la eficiencia de sus recursos.
Un cambio de visión que llegó para quedarse
Respecto a compartir su experiencia con colegas y amigos, Isasmendi sostuvo: “A muchos de mis amigos les hablo de las ventajas que tengo trabajando en un coworking porque está bueno compartir lo que a uno le viene bien. Creo que hay un cambio de visión entre una generación que necesitaba contar con una oficina, con su escritorio y su diploma colgado en la pared y las nuevas generaciones, que son más libres en ese sentido. Se empezó a deformar el concepto del espacio, la cuarentena nos mostró eso también y es que podemos trabajar desde cualquier lugar y seguir siendo serios y profesionales”.
“Creo que esto nos cambió y pensar en un coworking es un esquema espectacular. Saber que, si un día puedo voy y ocupo mi lugar y que, si no puedo, me quedo en casa; que puedo elegir un plan que me sirva y acorde a mi rutina, es genial”, agregó el emprendedor.
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