Al pie del Viaducto de La Polvorilla, a 4.200 metros sobre el nivel del mar, tuvo lugar la tercera edición del Carnaval más alto del mundo, organizado por la Cámara de Proveedores Mineros de la Puna, y con el apoyo de las distintas cámaras y empresas del sector.
Los Tinkus, música andina, folklore y bagualas amenizaron una tarde en la que todo salió perfecto y de acuerdo a cronograma. El Tren a las Nubes trasladó más de 370 pasajeros que fueron recibidos con aplausos de los presentes, saludos de banderas wilphala y al ritmo de “El Tren del Cielo” de La Sole.
El evento congregó a turistas de Estados Unidos, Portugal, España, Israel, Chile y visitantes de todo el país y, desde luego, a los salteños que se interesaron por la inusual experiencia.
En este sentido, Luis Vacazur coordinador general del Carnaval de la Puna y presidente de la Cámara de Proveedores de la Puna comentó a IN Salta que la cifra de visitantes duplicó a la de la edición anterior y que por ello estaban felices. “El balance es más que positivo. Se ha dado aquí la tercera edición del Carnaval más alto del mundo y en este entorno natural, algo que tuvo un impacto turístico muy importante. Y lo bueno que esto lo hacemos desde la Cámara de Proveedores Servicios Mineros y el sector turístico”, celebró.
Agregó que en esta edición se pudieron hacer algunas mejoras, lo que generó “un movimiento económico importante. Trabajamos mucho con los proveedores, con las empresas de la zona de las cuales participaron prácticamente todas. A esto lo hacemos con voluntad. Algunos prestan baños, a su gente para la organización y así sucesivamente hacen un festival con voluntad. Es toda una fiesta que, la verdad, no quisiéramos que termine nunca para no dejar de vivirla, pero que ya ha superado con creces todas nuestras expectativas”, analizó.
Por el récord
En la apertura del festival, las autoridades agradecieron a quienes lo hicieron posible con distintas colaboraciones e informaron conocer que se están tramitando las certificaciones para que, el Carnaval más alto del mundo sea reconocido por libro Guinness de récords mundiales.
Luego llegó el turno de las ofrendas a la madre tierra, con la ceremonia que fue presidida y dirigida por tres lugareñas que guiaron el ancestral ritual. Una lluvia amenazante daba lugar a intensos rayos solares tan solo minutos después, para sorpresa de los presentes.
El ritmo tropical lo dio Armando Marcelo, que hizo bailar a los presentes con sus temas tradicionales, que todos cantaron con algarabía hasta que la altura empezó a pasar factura a la respiración del cantante.
Así, en medio de la harina, lanzanieves y mucha pintura quedó liberado el diablo carnavalero para que haga de las suyas hasta su entierro, en tiempos de cuaresma, rituales todos carísimos a las tradiciones andinas y a los que trabajan esas tierras con mucho respeto por estos valores.
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