Conocidas son las consecuencias actuales por la falta de lluvias en el sector agropecuario de la provincia. La sequía y los incendios plantean ya complicaciones y por eso los dirigentes rurales solicitaron al Gobierno la declaración de la emergencia y/o desastre agropecuario: los relevamientos para cuantificar las pérdidas iniciarán mañana.
Una serie de factores ambientales y también productivos afecta a los cultivos del campo salteño que ya prevé un 2023 complejo. Así lo anticipó a IN Salta, el presidente de la Sociedad Rural Salteña, Carlos Segón, ya que se reportaron los primeros inconvenientes en plantaciones de trigo, vid, maíz, cebolla y nogales.
En octubre pasado, las heladas devastaron la cosecha de uvas y en algunos puntos de los Valles Calchaquíes las pérdidas son del 80%. Segón informó que esa región productiva se cuenta una pérdida de 700 hectáreas de uvas, es decir de entre el 20 y el 80% de la producción total de esta fruta en los viñedos. “Dejará secuelas para el año venidero y eso preocupa aún más a los productores”.
El panorama a nivel nacional es similar ya que la sequía hace prever una importante reducción en la producción actual de trigo con pérdidas de un 40%, unas 500.000 toneladas. Sumado a ello, una siembra tardía de soja y maíz en todo el territorio nacional, sin duda será una importante reducción de ingresos de dólares y de los derechos de exportación para la economía nacional.
A la espera del milagro
El sistema de lluvias que tiene Salta es monzónico, por lo cual se espera el grueso de las precipitaciones para dentro de dos semanas.
“Esperamos la lluvia para la primera quincena de diciembre, pero aparentemente viene atrasado y tenemos estrés hídrico por la poca lluvia y además venimos de un invierno con mucho calor. Los problemas que tienen que ver con el clima son parte de la regla del juego. El problema es que la presencia del Estado es nula”, reclamó el dirigente.
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