“Lhaka”: Cómo una comunidad wichí creó ropa de moda y trabajó para grandes cadenas

Especializados en moda femenina, pero con opciones para hombres y niños, ofrecen prendas de alta calidad a precios competitivos. Conocé la historia de una marca que no solo viste, sino que transforma vidas.

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“Lhaka” ("nuestro" en wichí) no es solo una marca de ropa, es una muestra palpable del esfuerzo y la resiliencia de la comunidad wichí de San Ignacio de Loyola, que, en lugar de rendirse ante la falta de oportunidades, optó por la acción, creando prendas de moda y trabajo que hoy llegan a grandes cadenas comerciales. 

Catalina Rojas, quien lideró el proyecto, en diálogo con IN Salta, relató cómo, tras varios intentos fallidos de proyectos agrícolas y artesanales, el taller textil se consolidó como la opción más adecuada para la comunidad originaria del Chaco salteño, permitiendo la inclusión de personas con diversos niveles de educación y habilidades. 

“Es muy inclusivo, porque pueden trabajar personas que no saben leer y escribir, con solo una capacitación de unos 4 meses, ya pueden empezar a producir”, indicó.

Con un equipo de 60 personas que inicialmente carecían de experiencia en la industria textil, Lhaka logró formar especialistas y líderes de sectores en cada etapa del proceso. “Toda la gente arrancó de cero, nadie tenía relación ni con lo textil, es más, la mayoría ni siquiera con un trabajo”, sostuvo.

Actualmente, producen dos líneas de productos: ropa de trabajo y de moda. La primera está dirigida a empresas que necesitan uniformes duraderos y funcionales. En esta categoría, fabrican pantalones, camisas de grafa, delantales, camperas, chalecos, polleras, buzos, chombas, remeras, y también realizan bordados y estampados personalizados.

Por otro lado, la línea de ropa de moda está enfocada en el consumidor final, especialmente mujeres, aunque también incluye colecciones para hombres y niños. El catálogo incluye remeras, pantalones, buzos y chombas, que se distribuyen en cadenas de supermercados como Carrefour, Jumbo y Chango Más.

Consultada por el proceso de fabricación, aseguró que es riguroso y profesional. La tela es adquirida mayormente en Buenos Aires, y luego pasa por un exhaustivo control de calidad. En el taller, cada prenda es elaborada con atención al detalle, pasando por varias etapas: corte, confección, control de calidad en varias fases, y finalmente, el empaquetado.

“Nosotros nos hemos asesorado con gente muy buena en la industria textil, de las mejores fábricas, y el objetivo siempre de cómo vender un producto bien competitivo en calidad y en precio”, agregó.

Además del impacto económico, el proyecto tuvo un profundo efecto social en la vida de los trabajadores. Muchos de ellos lograron salir de situaciones de vulnerabilidad, como la violencia doméstica. “Lo lindo es que puedan progresar, que sea un trabajo digno, que les vaya bien”, indicó.

En sus próximos pasos, Lhaka busca expandir su presencia en el mercado local, en donde esperan consolidarse como un referente en la venta de ropa de trabajo.

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